Felipe VI de España, V de Aragón, celebró ayer su primer acto como rey en la comunidad, con la entrega de despachos a los 328 ya oficiales que se graduaron en la Academia General Militar, y a los que ordenó su último "¡rompan filas!" en su alma mater. Fueron sus únicas palabras públicas en el acto, en el que también impuso personalmente la Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco a los cinco alumnos más destacados de la promoción: Jorge Marqueta, Juan Adrián Bendiho y Javier Fernández --tenientes de Caballería, Infantería y Transmisiones, respectivamente-- y los guardia civiles Rodrigo Gaona y María Rosa Touris.

En una mañana que finalmente sí fue calurosa --seis cadetes sufrieron desvanecimientos durante la ceremonia de graduación--, el Rey presidió una entrega de despachos 28 años después de recibir el suyo, en el mismo lugar, de manos de su padre. En esta ocasión había 78 periodistas acreditados.

Entre las autoridades acudieron el ministro de Defensa, Pedro Morenés; el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Jaime Domínguez Buj; el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa; la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi; el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente; el delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde; el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, Fernando Zubiri; el presidente de las Cortes, José Ángel Biel o el presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza, Luis María Beamonte, entre otros.

El Rey llegó a Zaragoza en AVE y, tras una breve recepción con las autoridades, presidió el acto de entrega de los despachos, que se prolongó entre las 12.00 y las 13.30 horas, aproximadamente. Ordenó a los cadetes el "rompan filas" y partió. Llegó solo, sin la Reina, que participaba en un acto de Cruz Roja en Madrid.

Tanto el general director de la Academia General Militar, Jerónimo de Gregorio y Monmeneu, como los nuevos oficiales destacaron el "honor" de haber sido testigos del primer acto castrense del Rey, dejando aparte su asunción del mando de los Ejércitos, así como su primera visita a Aragón.

El general agradeció a Felipe "el alto honor que representa para la Academia General Militar" contar con su presencia. Le manifestó, en nombre de los oficiales del Ejército de Tierra y la Guardia Civil, "nuestro profundo respeto e inquebrantable lealtad, así como nuestros mejores deseos para el reinado que habéis iniciado".

Algo similar expresaron dos tenientes de Artillería recién graduados, la murciana Irene Martínez y el madrileño Rubén Arcos, que definieron como "un gran honor" el que su graduación coincidiera con el primer acto militar de Felipe. "Es una grandísima ilusión, ya que además también despedimos al rey Juan Carlos I cuando vino a Segovia al 250 aniversario de la Academia de Artillería", explicó Arcos. Ambos estaban exultantes porque "el momento de tirar la gorra al aire lo esperas cinco años". Y se lo ordenó un rey.