El navío Félix de Azara, una adquisición de 100.000 euros y con capacidad para 55 pasajeros, tiene un mayor nivel de flotabilidad que los antiguos barcos que mejora su navegación por un río tan complicado y peculiar como el Ebro. Un punto a su favor que, cuando hace mucho viento, se convierte en todo un problema ya que no puede salir a navegar. Las anteriores embarcaciones podían circular con un viento de hasta 30 kilómetros por hora, ahora ya no ya que se tambalea demasiado.