La villa medieval de Aínsa celebra durante este fin de semana una nueva edición de su tradicional Ferieta, cuyos orígenes se remontan al siglo XI, cuando la localidad era lugar de paso de mercaderes del norte de España y del sur de Francia. Casi un milenio después, su plaza porticada y el patio del castillo siguen siendo el punto neurálgico estos días, que cuentan con cien expositores llegados principalmente de la provincia de Huesca pero también de otros lugares de España y Francia. La cita espera reunir a entre 6.000 y 10.000 visitantes en esta edición, en función de la afluencia de público francés.

Enrique Pueyo, alcalde de la localidad, señaló ayer a este diario que «es importante mantener las tradiciones como esta Ferieta, que data del siglo XI, y que desde entonces está enfocada en la agricultura, la ganadería y la producción agroalimentaria». La cita marca el inicio de todas las actividades feriales y sociales del municipio, y sirve como punto de reunión de vecinos de todas las localidades de la comarca de Sobrarbe y del sur de Francia.

Pueyo recordó que, además de la importancia comercial de la cita, «la plaza se convierte en un hervidero de gente y la implicación de los vecinos es total». Por ejemplo, en el tradicional reparto de caldo de gallina de Sobrarbe, que se hará hoy a las 11.00 horas. También con la entrega de carrascas a los niños de Aínsa. O la muestra y subasta de animales y plantas, uno de los momentos más esperados y que reúne a más espectadores, sobre las 12.30 horas. Además, la demostración de la caza de trufa con perros y la corrida o cross de la Ferieta son otras actividades destacadas.

«Hay un programa muy completo, con actividades para todos los públicos», resumió José Antonio Murillo, presidente de la Ferieta, que prevé una «muy buena afluencia» en esta edición. «La previsión dice que el tiempo va a acompañar y podrán venir desde Francia, que es un público muy fiel e importante para la feria».

Murillo subrayó la apuesta por la agroalimentación. «La subasta de animales y plantas es uno de los momentos más tradicionales», afirmó. «De la mano de la Asociación Arto Un Paso Atrás, que va recuperando variedades locales de manzanos, de patatas o de vides, se trabaja en la esta muestra de productos locales». Además, recordó que «desde el siglo XI, la Ferieta no se ha dejado de realizar, y ni siquiera durante los años que duró la Guerra Civil se suspendió». Es una cita que, desde hace siglos, reúne a comerciantes del sur de Francia, del valle del Ebro, Cataluña o País Vasco. Por eso su plaza es tan grande en relación con el resto del pueblo, para acoger a todos.

CRUZ DE SOBRARBE

En paralelo, el sábado se celebraba la sexta edición de los premios Cruz de Sobrarbe, que este año contó con la presencia del presidente aragonés, Javier Lambán. Los galardonados fueron Trinidad Grasa Orús, quien ejerció de maestra y directora de residencia en la comarca, y a título póstumo, Juan Luis Muriel Gómez, exsecretario general de Medio Ambiente del Gobierno central que ordenó paralizar las obras del pantano de Jánovas.

Antes, Lambán recorrió la feria junto al presidente de la diputación provincial (DPH), Miguel Gracia, y destacó que esta cita actúa como «escaparate» de las localidades que las organizan. Respecto al futuro, apostó por el impulso a las comunicaciones, como el tramo Balupor-Fiscal o mejorar los túneles de acceso a Gistaín, y anunció que se reformará la residencia de Aínsa, «clave en una comarca envejecida».