El Gobierno de Mariano Rajoy se decantó por un experto en lugar de por un político para gestionar la crisis del ébola en España. El elegido para comandar el comité especial fue el epidemiólogo aragonés Fernando Simón (Zaragoza, 1963), hasta entonces un auténtico desconocido para la opinión pública, pero una referencia en alertas sanitarias. Con 25 años, Simón se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza y en los años 90 se especializó en Medicina Tropical. Trabajó en Burundi, en Somalia, en Mozambique y asesoró al Gobierno de Guatemala para la reforma del sector sanitario y a los de Madagascar, Isla Mauricio, Reunión y Seychelles en el control de epidemias. Desde mayo del 2012 dirige el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad.

--Si cuando empezó la carrera en Zaragoza le dicen que terminaría saliendo en todos los medios de comunicación como portavoz de un comité de ébola nacional, ¿se lo hubiera creído?

--No, probablemente en aquella época mi mente buscaba cosas más prosaicas y mi vida tenía una perspectiva demasiado corta como para pensar en eso. Lo cierto es que nunca he pensado en ello. Si soy el que tiene que aparecer a explicar lo que pasa pues aparezco, pero creo que nunca le he dado muchas vueltas, lo que se tiene que hacer se hace y ya está.

--Juan José Badiola (zaragozano de adopción) gestionó la crisis de las vacas locas en su momento y usted ha sido la cara visible del comité del ébola. Aragón tiene buena cantera de profesionales médicos.

--Bueno, yo no estoy seguro si formo parte de esa cantera, pero mis compañeros de carrera desde luego lo son. He conocido muchos aragoneses que son grandes profesionales. El trabajo que se hace en Aragón es de gran calidad, al menos en áreas de mi competencia.

--¿Qué recuerda de sus años en la Universidad de Zaragoza?

--Imagino que como para casi todos los universitarios fue una etapa estupenda, porque tras salir del colegio se nos abría el mundo. Mis mejores amigos los hice en aquella época y creo que, además de las fiestas y de la vida universitaria, fuimos capaces de formarnos bien y convertirnos en grandes profesionales.

--¿Visita muy a menudo Zaragoza o no tiene tiempo?

--Desde que vivo en España sí que voy mucho, para fiestas familiares, en verano, en Navidad. Mis padres y varios de mis hermanos viven en Zaragoza y en cuanto podemos intentamos ir. Mis hijos, aunque nunca han vivido allí, se lo pasan muy bien. Las vacaciones de verano las pasamos casi siempre en Caspe.

--¿Qué motivó a Fernando Simón a dedicarse a la medicina?

--No lo sé. La verdad es que cuando acabe COU dudaba entre carreras tan dispares como Medicina o Filología (por la literatura), pero al final creo que pensé que la medicina como trabajo iba a ser mucho más gratificante que la literatura como trabajo. También creo que siempre tuve un cierto interés en ser útil a la sociedad y la medicina me pareció una buena manera de conseguirlo. Que mi padre también sea medico imagino que influyó, pero su especialidad y la mía son completamente diferentes.

--¿Qué le llevó a especializarse en Medicina Tropical?

--A medida que me iba formando me iban interesando cada vez más las enfermedades infecciosas, pero de una forma global. Quería hacer la parte clínica, el laboratorio, la prevención y control. En aquella época eso no se podía combinar fácilmente en España y traté de ir allí donde lo que me interesaba hacer además era necesario hacerlo.

--Recorrió muchos países antes de instalarse definitivamente en Madrid. ¿Estuvo expuesto a contagios de enfermedades?

--Bueno, eso de que me he instalado en Madrid definitivamente me da un poco de miedo asumirlo. Por ahora estoy aquí, pero no me atrevo a decir que sea definitivo. En cuanto a los contagios, evidentemente ejercer la medicina en países tropicales te pone en situaciones de exposición a patógenos tropicales y algunos de ellos de raíz epidémica, pero son los riesgos asociados a mi profesión. Todos los trabajos tienen sus riesgos, que se asumen por parte de los profesionales, y los de la mía son esos, pero al mismo tiempo conocemos los mecanismos para minimizar la posibilidad de una infección.

--¿Ser el portavoz del consejo de expertos y gestionar esta crisis ante los medios, y a nivel interno, ha sido uno de los mayores retos de su vida profesional?

--Físicamente ha sido un esfuerzo importante, pero mis retos son reducir los riesgos sanitarios para la población, ahora la española y antes para la de otros países. La parte de comunicación es necesaria y es cierto que a veces no es fácil, pero los resultados de mi trabajo no se ven en los medios de comunicación, se ven en la salud de la población. Además, la verdad es que durante todo este periodo siempre me he sentido muy bien tratado por los medios con los que he tenido que hablar.

--¿Qué le han dicho sus colegas de profesión de sus apariciones? ¿Muchas bromas por la fama en los medios?

--Yo no he tenido tiempo de leer y ver ninguna de mis apariciones, pero ellos se han encargado de comentármelas. Mis mejores amigos son compañeros de la carrera en Zaragoza y nos reímos de todo lo que se dice de mí. Un comentario, que en este caso me dijo mi hijo mayor, y que me hizo mucha gracia fue uno de alguien que dijo: '¿Alguien sabe si este es el que doblaba al teniente Colombo?

--Aragón activó en agosto el protocolo por ébola con un posible caso. ¿Como lo vivió?

--Cuando se notificó el caso yo estaba en Caspe intentando pasar unos días de vacaciones con mi familia, pero la verdad es que apenas pude. Los servicios del Salud y Salud pública en la comunidad de Aragón realizaron un trabajo estupendo.

--Todos los pacientes ingresados tras el contagio de Teresa Romero ya han recibido el alta. ¿Se puede decir que España ya está libre de ébola?

--Con prudencia. Es cierto que que los contactos ya han recibido el alta, pero para cumplir con todos los requisitos necesarios y para considerarnos libres de ébola tienen que pasar 42 días desde el día en que la paciente dejó de ser infectiva.

--¿España estaba preparada para activar un protocolo contra el ébola?

--Estábamos, al menos, tan preparados como cualquier otro país europeo. Esta epidemia de ébola es la más grande que ha habido nunca y, con diferencia, ha planteado situaciones nuevas a las que nunca ningún país fuera de África se había expuesto. Hace ya años que venimos preparándonos para situaciones de riesgo similares. A pesar de ello, cualquier protocolo o acción que realicemos, como en todo, siempre se puede reforzar o mejorar y para ello es fundamental aprender de las situaciones vividas aquí y, sobre todo, de lo que está pasando en África, que es donde de verdad hay un problema grave y donde de verdad hay que invertir recursos.

--¿España, por su cercanía con África, es más proclive a recibir esta enfermedad?

--En este caso no. España tiene una relación con los países afectados mucho menor que otros países europeos como puedan ser Francia, Bélgica o Reino Unido. Es cierto que a medida que aumenta la cooperación sanitaria puede crecer esa posibilidad, pero también es verdad que otros países están enviando muchos más profesionales que nosotros.

--¿El continuo movimiento de personas y la globalización pueden acarrear en un futuro problemas con otras pandemias?

--La movilidad de personas y mercancías tiene esa posibilidad asociada. Sin embargo, también es una oportunidad para entender que los problemas sanitarios hay que resolverlos allá donde suceden y que de nada vale cerrar nuestras puertas.