Se autodefinió como «el policía más veterano de Aragón». Y las fechas lo avalan. Solo tenía 19 años cuando accedió al Cuerpo General de la Policía y han tenido que transcurrir 45 más para que Julio Tajahuerce haya dado la bienvenida a la vida civil, a la de jubilado. El hasta ahora comisario de Seguridad Ciudadana tenía que irse, como dijo el jefe superior, José Ángel González, «por la puerta grande». Y así fue. Un centenar de amigos --judicatura, abogacía, prensa...-- y compañeros se reunieron en torno a una mesa para celebrar que Julio podrá dedicarse, por fin, al running, a su compañera Teresa, a sus hijos Nacho y Juan y sobre todo al pequeño Quique que, con apenas diez meses, fue el agente más joven de la reunión. Policía vocacional, Tajahuerce ha tenido una dilatada carrera profesional que recorrió en un discurso en el que tuvo palabras de agradecimiento para las decenas y decenas y decenas de compañeros con los que ha coincidido en su quehacer diario: en Barcelona, en Madrid, en comisarías de distrito, en Estupefacientes, en la Udyco, en Homicidios...

Hubo momentos para la nostalgia --«madre mía, eran otros tiempos»-- ... Y tanto. Recordó que su entrada en el grupo de Estupefacientes coincidió con la eclosión de la heroína (en un año hubo 280 atracos y 40 muertes por sobredosis). Horas y horas de servicio. «Lo que no sé Tere como no me dejaste, creo que porque en el fondo me quieres como yo a tí», se emocionó.

Tajahuerce está en posesión de varias condecoraciones tanto de la Policía como de la Guardia Civil. Y ahora, llegada la retirada, recibió otra de interior --no del ministerio-- que no podrá lucir en el pecho: las muestras de cariño de sus compañeros y amigos. Él, siempre discreto, se atrevió a confesar en público que ha sido «muy feliz en esta profesión» y que si volviera a nacer «sería otra vez policía».