POR

ADRIANA OLIVEROS

El Colegio de Procuradores de Zaragoza distinguió este fin de semana a Angel Dolado. Juez mediático y de moda , al que le han tocado joyas como el Yak y el caso AVA, y que el sábado disfrutó de su elección como colegiado de honor. Gran distinción tendiendo en cuenta que sólo tres personas la han recibido en 600 años de historia colegial en Zaragoza. Fue en una cita solemne, oficial y con un extenso programa, que comenzó en el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), en honor a Santo Tomás de Aquino, patrón que los procuradores zaragozanos eligieron para sí en 1396, que se dice pronto. La cita tuvo una presidencia de lujo: el Justicia, Fernando García Vicente, el presidente del TSJA, Fernando Zubiri, el de la Audiencia, Santiago Pérez Legasa, el de la sala de lo Contencioso, Ricardo Cubero, el juez decano, Luis Pastor, el decano de los Abogados, Javier Hernández Puértolas... y, claro, el de los procuradores, Luis Ignacio Ortega Alcubierre. Vamos, que el patio estaba como para atreverse a robar un canapé. Numerosos magistrados, procuradores y parte de la junta anfitriona (Alfredo Gracia, Mari Carmen Ibáñez, José Luis Frisa, Miguel Angel Alcaraz...) se unieron también al evento, que guardó un espacio reservado para distinguir a María Pilar Cabeza, Begoña Uriarte, María Pilar Sierra y Joaquín Salinas en sus bodas de plata colegiales. Hubo aplausos, misa y aperitivo (esto sí, de forma extraoficial). Y aún tuvieron ganas los presentes de asistir al cenorio de gala y postín, en el Cachirulo y con la presencia del decano de los abogados españoles, Carlos Carnicer. Procuraron divertirse. Dicen que lo hicieron. Sin togas ni virretes. Porque era de justicia.