La falta de transporte público, una de las quejas seculares de la Nochevieja zaragozana, fue la nota negativa del fin de año en la capital aragonesa. El servicio de autobús cesó a partir de las nueve de la noche, mientras que los taxistas estaban liberados, es decir, podían trabajar sólo si querían. El resultado: miles de ciudadanos sin posibilidad de desplazarse durante una de las noches con más demanda.

Antes de las campanadas, a numerosos zaragozanos les sorprendió la falta de autobuses de línea y de taxis, pero tras las doce uvas llegó lo peor. Los zaragozanos que no disponen de vehículo propio o que prefirieron dejarlo en el garaje, se agolparon en las aceras en busca de coches con luz verde. Fue una tarea casi imposible.

A pesar de las numerosas quejas recogidas en este diario, el concejal de Movilidad Urbana, Jesús Sarría, recordó que este problema "se suele suscitar casi todas las nocheviejas" y destacó "el derecho de los trabajadores a disfrutar de las fiestas con sus familias".

La voz de los usuarios

No tienen la misma opinión las asociaciones de consumidores. Olvido Blasco, de Torre Ramona, considera que el bus urbano debería alargar "algo más" su servicio, mientras que José Angel Oliván, de la Unión de Consumidores de Aragón (UCA), fue más duro, y calificó esta cuestión como "un asunto grave". Para él, "en Nochevieja sale muchísima gente de casa, unos a disfrutar y otros a trabajar, y no es normal que no exista la posibilidad de desplazarse en autobús o en taxi".

El responsable de la UCA lanzó una advertencia: "Si queremos que no haya atascos y evitar el riesgo de la mezcla del alcohol con la conducción, sería bueno que en una noche con tantas fiestas hubiera más transporte público y menos coches".

Fuentes del sector del taxi admitieron ayer a este diario que habían estado "desbordados" durante la Nochevieja y durante toda la jornada de ayer. Aunque no quisieron precisar el número de taxistas que circulaban ayer por Zaragoza, reconocieron que eran "muy pocos", por lo que no pudieron atender todas las peticiones telefónicas. Las que pudieron atender, llegaron con retrasos de hasta un cuarto de hora. Otro de los puntos conflictivos es la Estación de Delicias, donde apenas hay taxis.