Los plazos se van cumpliendo. Todo está a expensas de que exista disponibilidad y estabilidad presupuestaria para que la ansiada reforma de la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza pueda acometerse de forma conjunta (a la vez las obras en el edificio central y el derrumbe del pabellón de Filología). La Universidad de Zaragoza ya transmitió a la DGA que, logística y técnicamente, es posible. Solo falta una cosa. Esencial, eso sí, la aprobación del presupuesto de la comunidad. «Sin eso, no se podrá hacer nada», sentenciaba ayer el decano Eliseo Serrano.

Pero hay confianza en el seno de la comunidad universitaria. No la pregonan a los cuatro vientos, porque el recelo se ha convertido en fiel compañero de viaje, pero reina el optimismo. «Hoy por hoy, la voluntad de todos es que se haga de forma conjunta», sostiene Serrano. Eso acortaría los plazos y las obras, que empezarán en el 2018, se podrían completar en menos de 24 meses.

Posibles destinos

Ya se sabe que la Facultad de Educación o el Interfacultades --ahora en obras-- serán dos de los destinos eventuales de los 3.500 alumnos y 400 trabajadores de Filosofía. Pero habrá más. Bastantes más. «Ya hemos pedido aulas a distintos sitios del campus y se ha recabado información de lugares donde podemos ir y sobre la disponibilidad en otras faultades», indica el decano, que, ayer, explicó el anteproyecto a representantes de alumnos y personal, junto al vicerrector de Infraestructuras, Francisco Serón, el director de la Unidad Técnica de Construcción de la Universidad de Zaragoza, Carlos González, y al director general de universidades del Gobierno de Aragón, José Antonio Beltrán.

La facultad cambiará de aspecto radicalmente. El plan de la adjudicataria --la UTE formada por Hermanos Magén e Ingeniería Torné-- incluye que el edificio central, justo a la entrada del campus, disponga de lo que los arquitectos denominan una segunda piel. «Al estar justo al lado de la puerta de entrada al campus, aparecerá una fachada a mano izquierda que le aportará cierta originalidad. A eso se le llama segunda piel», explica el decano.

Pero, si en algo destacará la nueva facultad, que tendrá cinco plantas, es en disponer de lo último en eficacia y eficiencia medioambiental, con emisiones casi cero y modernos sistemas de aprovechamiento de la temperatura y energía en el subsuelo. Será un edificio A en este apartado, lo que le convertirá en una de las más modernas del país. «Será un cambio radical. Se aplican todas las últimas novedades en cuanto a diseño e ingeniería», dice Serrano.

Convencidos

La disposición incluye dos enormes patios interiores que dejarán pasar la luz natural a los despachos. Cristaleras y una gran sala de lectura, que permitirá el acceso a las aulas de Periodismo, y pasarelas acristaladas que comunicarán ambos pasillos conformarán una nueva configuración que cuenta con el visto bueno de sus futuros ocupantes. «A la gente le ha gustado, pero lo que más les convence es que se están cumpliendo los plazos y confían en que todo salga adelante. De momento, vamos avanzando», subraya el decano de la facultad.