Las dos fincas privadas de Zaragoza que celebran bodas a las que el ayuntamiento ha ordenado el cierre --la del El Cantal en San Juan de Mozarrifar y La Esencia en Peñaflor--, ya se han dirigido al área de Urbanismo para presentar alegaciones. Y, en ambos casos, en el mismo sentido. Exigen que se declare «nula» la orden por los «errores» que contiene el expediente.

Entienden que se les está achacando un uso que no se corresponde con el real. En ambos casos se les especifica que su establecimiento o la actividad que realizan es la de restaurante. Y garantizan que no es así. En el caso de la de La Esencia, todos los permisos que tiene es para construir un centro hípico y, al contar con edificaciones que sirven de residencia, funciona como finca que se arrienda por días a sus clientes.

La misma consideración se le otorga en el expediente a la de San Juan de Mozarrifar, con el añadido de que, en su caso, el suelo sobre el que se levantan las instalaciones tienen la calificación de suelo urbano, no como rústico no urbanizable. Este error se subsanaría fácilmente acudiendo al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) o comprobando el expediente que tiene abierto desde hace un año en Urbanismo para la obtención de licencia.

Sus responsables estuvieron ayer mismo en el ayuntamiento para hablar con varios departamentos de Urbanismo, aunque rehusaron hacer declaraciones al respecto. Confían en que prosperen sus alegaciones y todo quede en un mal sueño.

La Esencia también presentó alegaciones haciendo especial hincapié en la consideración de restaurante a la que se refiere el expediente y la orden de clausura. En su escrito detalla que «no desarrolla ni ha desarrollado en ningún momento la actividad de restaurante», ni allí «ni en ningún otro lugar», y que se refiere a una licencia que ni tiene ni la pretende obtener porque no es su uso. Y que, así, «el acto administrativo es de contenido imposible».