La mayoría de empresas del sector hídrico aún no ven la luz al final del túnel. La atonía de la obra pública, que en los peores años de la crisis provocó una caída de la actividad del 90%, sigue impidiendo que la recuperación llegue a una industria muy dependiente de la administración. La situación no es tan mala como hace unos años, pero las firmas se resisten a abandonar el pesimismo. Así lo señalaron ayer las compañías presentes en el salón internacional Smagua, que ha convertido una vez más a Zaragoza en la capital europea del agua y del riego.

«En los presupuestos generales de los últimos años la inversión en obras hidráulicas siempre ha ido a la baja; ahora solo se cambia lo que se rompe o lo que se ve», resumió el jefe de producto de Saint Gobain Pam, Raúl Sánchez. «El sector no va peor pero tampoco crece porque las tuberías siguen sin renovarse», apuntó el director general de Tecnologias para saneamiento (Tecsan).

En Aragón, las firmas dedicadas a la fabricación de accesorios y piezas para la canalización de aguas también alertan de la atonía del sector. «El mercado nacional sigue bastante flojo», lamentaron en el estand de la empresa Utebagua, ubicada en Utebo.

La debilidad que sigue mostrando la industria se refleja también en la 24ª edición de Smagua, donde se echa de menos «la animación de los años dorados». Esos en los que el salón llegó a ocupar siete pabellones (ahora son dos) y a reunir a unos 50.000 visitantes profesionales (en la pasada edición, la del 2017, atrajo a 20.000).

SALÓN LÍDER EN ESPAÑA

Con todo, y a pesar de la atonía del sector, Smagua ha logrado mantenerse como el salón hídrico más importante de España haciendo frente a la reciente competencia de ciudades como Barcelona o Madrid. De hecho, Smagua es el único certamen de su categoría al que el Ministerio de Economía ha otorgado el sello de internacionalidad. Además, la actual edición, que concluye mañana, ha crecido respecto a la del 2017. Así, ha reunido a 625 expositores (un 25% más) y prevé atraer a 27.000 visitantes.

Una de las grandes apuestas de Smagua ha sido la apertura al exterior. No en vano, el 60% de las empresas que van a exhibir sus productos en este salón bienal son extranjeras (29 países), frente al 50% de la pasada edición.

Esta apuesta por la internacionalización también la están protagonizando las propias empresas del sector. «Ya cerramos fuera casi el 40% de nuestras ventas; en otros países hay más alegría inversora y además pagan sin demoras», subrayó David Merino, gerente de la firma Iverna 2000, ubicada en Malpica. «Antes de la crisis solo trabajábamos en España y ahora tenemos una cuota de exportación de casi el 50%», añadieron en el estand de Molecor, una empresa madrileña de fabricación de tuberías.

EL EFECTO EN LOS HOTELES

Como no podía ser de otra forma, dentro del pesimismo generalizado hay excepciones. Es el caso de Contazara, que el año pasado creció un 35%. «Observamos una mejora en los planes de renovación de contadores, aunque si no llegamos a apostar tan fuerte por la I+D y por sacar nuevos productos no hubiéramos crecido tanto», destacó su director comercial, Óscar Sancho.

Para hacer frente al declive del sector hídrico, Smagua se ha volcado este año en los sistemas de riego, un negocio que ha mantenido su pujanza, y ha incorporado a algunos expositores de la industria del papel creando el salón Spaper.

Smagua, que prevé generar un impacto de 15 millones de euros, impulsará estos tres días la actividad de los hoteles de la ciudad. De hecho, la asociación de empresarios Horeca estimó ayer que el salón generará 12.000 pernoctaciones, ocupando el 60% de las habitaciones disponibles.