Fiscalía elevó ayer de ocho a nueve años la petición de cárcel para O. E. Y., por abusar sexualmente de su hija cuando esta tenía 13 años. El juicio comenzó a celebrarse la semana pasada, pero ayer se completó con la comparecencia del forense, que no pudo acudir el pasado viernes. Este expuso que cuando la examinó, la joven tenía parcialmente roto el hímen, pero que no se podía precisar cuándo ocurrió, ya que la membrana se regenera.

Ante lo escuchado en el juicio, el ministerio público y la acusación particular elevaron un año la pena inicialmente solicitada por los abusos a una menor, sin mediar violencia ni coacción. La defensa, a cargo de Irene Romea, mantuvo su petición de absolución, ya que no ve pruebas de que los hechos ocurrieran como dijo la joven, hoy de 18 años.

Según expuso, cuando ella se trasladó a España con su madre, trabó contacto por Facebook con su padre biológico, al que no conocía. Comenzó a visitarle, y hasta en tres ocasiones en su casa de Zaragoza, mantuvieron relaciones sexuales. Tardó tiempo en denunciar, según explicó, porque no quería romper el matrimonio de su padre, pero finalmente tenía «pesadillas» y lo contó.

El acusado negó todo tipo de relación sexual -«¿cómo voy a hacerle eso a alguien de mi sangre?»-, y adujo que estaba trabajando en el horario que ella relataba.