Santiago Soto Suárez, juzgado por la muerte de Eusebio Santiago Guerra, el Guerra , registrada el 7 de marzo del 2003 en un bar de la calle Ramón y Cajal, alegó ayer que había matado a la víctima "porque le tenía miedo", ya que había sido apaleado en dos ocasiones por el fallecido. El fiscal solicita 17 años de prisión para el acusado.

El juicio, que se celebra en la Audiencia de Zaragoza por la Ley del Jurado, trata de esclarecer las circunstancias en que murió apuñalado el Guerra , quien recibió varias puñaladas por la espalda mientras se encontraba acodado a la barra del bar El Mesoncico.

El lugar donde ocurrieron los hechos está junto a la zona de prostitución de la plaza de San Lamberto y, en el momento del crimen, el bar estaba lleno de clientes que se marcharon rápidamente antes de que llegara la Policía. El agresor fue detenido poco después cuando se dirigía a entregarse, según sostiene la abogada de la defensa, Begoña Cuenca.

En la sesión de ayer declaró el acusado, quien recordó que había sido víctima de las agresiones del fallecido. Días antes había sido golpeado en la plaza de Salamero y, horas antes del crimen, volvió a ser atacado por el Guerra cuando ambos se encontraban en la plaza de José María Forqué.

Soto planeaba marcharse ese día a San Sebastián, a casa de sus familiares, pero, cuando vio a la víctima en el citado bar, regresó a su casa a buscar un cuchillo con el que cometió el crimen. Según manifestó, el fallecido le tenía atemorizado y sabía que las agresiones se iban a repetir.

La víctima contaba con antecedentes y había cumplido penas de prisión por violación, homicidio y tráfico de drogas, entre otros delitos.

TESTIGOS La propietaria de El Mesoncico manifestó al jurado que no pudo ver cómo ocurrieron los hechos, porque en aquel momento se encontraba en la cocina del establecimiento. La Policía tuvo dificultad para encontrar testigos dispuestos a declarar. Sin embargo una de las personas que estaban citadas ayer para comparecer ante el tribunal no se presentó, por lo que se leyó la declaración prestada en el juzgado.

El jurado tendrá que determinar si el crimen fue un homicidio, como mantiene la letrada de la defensa, o un asesinato, tesis sostenida por el fiscal al estimar que el acusado actuó con alevosía y que la víctima fue atacada por la espalda sin posibilidad para defenderse.

Cuenca argumenta que se debe aplicar al procesado el miedo insuperable como eximente completa o, subsidiariamente, como atenuante muy cualificada. Asimismo, señaló que existió arrepentimiento y que Soto colaboró desde el primero momento con la Policía, confesando la autoría del crimen.

El juicio continuará hoy con los testimonios de los policías que intervinieron en la investigación y la prueba pericial forense.