El fiscal encargado del caso de la adivina de Magallón ha solicitado que se condene a dos años y ocho meses de cárcel al empresario José Francisco Laparra Estellés, expresidente del club de fútbol de Castellón, que trató de recuperar a la fuerza los 161.000 euros que había pagado a la pitonisa para que hiciera un conjuro de amor que no funcionó.

El ministerio público, que solicita la apertura de juicio oral, considera que Laparra, de 47 años, es responsable de un delito de realización arbitraria del propio derecho, otro de allanamiento de morada y otro más de amenazas. Por el primero solicita 2.400 euros de multa; por el segundo, dos años de cárcel y una multa por el mismo importe, y por el tercero ocho meses de prisión.

En su escrito de acusación, el fiscal imputa asimismo los delitos de realización arbitraria del propio derecho (como cooperadores necesarios) y de allanamiento de morada a las tres personas que acompañaban a Laparra el 15 de mayo del año pasado cuando irrumpió en el domicilio de la adivina en Magallón y exigió la devolución del dinero. Pide para ellos dos años de cárcel y 4.800 euros de multa.

En su relato de los hechos, el ministerio público explica que el expresidente del Castellón, que también está envuelto en otra madeja judicial por su papel al frente de la entidad, "tenía problemas de amor".

Por ello, argumenta el acusador, pidió ayuda a Lucía Martín García, de 30 años y originaria de Barcelona, que se había instalado en Magallón con sus padres y realizaba desde allí labores de "asesoría espiritual", como ella misma define su trabajo.

Laparra quería que una mujer a la que conocía se enamorara de él mediante lo que se conoce como un golpe de amarre, pero al ver que este método no daba resultado llamó por teléfono a Lucía Martín y la amenazó. "Tengo muchos contactos, soy una persona influyente, y te aseguro que por un buen precio hay muchas personas capaces de cualquier cosa", le espetó, según el fiscal, antes de añadir que podía"partirle las piernas" y dejarla "paralítica".

BAJO EL COLCHÓN Al pasar el tiempo y seguir sin un resultado convincente, Laparra decidió viajar desde Valencia, donde reside, a Magallón, para lo que recurrió a la ayuda de Carmen Felicidad González Gil, Youssef Lachhab y Juan José Rivas Fernández. Allí, la adivina, que se había escondido bajo un colchón en la primera planta, entregó a su padre cierta cantidad de dinero para que se la entregara a los intrusos, pero el empresario valenciano consideró que esa suma no cubría la deuda que reclamaba "y que faltaban 45.000 euros".

Pero en ese momento se presentó en la casa la Guardia Civil, que había sido avisada por la adivina a través del 112, Y detuvo a Laparra y sus cómplices y se incautó del dinero que ya tenían en su poder, en torno a 100.000 euros. Por su parte, la acusación particular, ejercida por Ignacio García Taboada, pide 11 años y cinco meses para Laparra.