Luis Miguel Julián Hernández, de 47 años, apareció cosido con medio centenar de puñaladas en el interior de su vivienda en la calle Doctor Fleming de Calatayud en octubre del 2015. Un crimen que podría quedarse sin resolver, después de que la propia Fiscalía Provincial de Zaragoza haya reconocido que no tiene suficientes pruebas incriminatorias contra Juana M. M., la única sospechosa de este asesinato que le llevó a permanecer en prisión provisional cerca de un año.

El archivo de la causa está en estos momentos sobre la mesa de la magistrada del Juzgado de Instrucción número 2 de la capital bilbilitana, quien ha dado un plazo de diez días a la hermana de la víctima de cara a evitar el archivo del asunto. Para el ministerio público, la instrucción está cerrada porque la investigación no ha podido ir más allá de los indicios contra Juana M. M.

Cuando ocurrió este asesinato, los propios investigadores reconocieron que iba a ser complicado su esclarecimiento puesto que el escenario del crimen había sido perfectamente limpiado y por el comportamiento del fallecido (poco comunicativo y que pasaba buena parte del día encerrado en casa).

A pesar de ello, desde un primer momento vieron que detrás había un asunto pasional y que el sospechoso del mismo era una mujer, Juana M. M., defendida por el abogado Juan Manuel Martín Calvete.

Los agentes llegaron a esta mujer después de que analizaran las cintas de grabación de una cámara de seguridad del portal de la vivienda de Luis Miguel Julián Hernández en la que se veía a una mujer acceder al interior.

De este visionado, la Policía apuntó a la identidad de Juana M. M., ya que es conocida entre la Policía del localidad por diversos altercados producidos. De hecho, aparecía también a la salida, con el pelo mojado, cuestión que refutaba la idea policial de que esa persona, tras matar a la víctima, eliminó huellas.

Sin embargo, este indicio «decae penalmente», según la Fiscalía, «debido a que la investigada ha negado que fuera ella la persona de las imágenes» y porque la prueba pericial practicada al vídeo concluye que «la deficiente calidad de las imágenes por su resolución no adecuada impide determinar si se trata o no de esa persona».

A ello, el ministerio público añade que la vecina que abrió la puerta a una persona «solo pudo acreditar que era una mujer, pero no la pudo identificar».

Igual resultado negativo, a juicio de Fiscalía, es que no se ha localizado el arma homicida y que la Brigada de Policía Científica realizó un análisis de la escena del crimen en busca de restos biológicos y el resultado fue negativo.

También se destaca, en aras del archivo de la investigación por asesinato contra Juana M. M., que se recogieron en su domicilio unas zapatillas y ropa coincidente con las que llevaba en las imágenes de las cámaras de seguridad y las manchas no se corresponden con la sangre de la víctima.

Asimismo, la Fiscalía resalta que «dadas las circunstancias en las que apareció el cadáver resulta que tampoco se puede fijar con precisión el día de la muerte, ya que, cuando se localizó, el hombre llevaba muerto unos seis días según el informe forense, lo que evidentemente siembra más dudas en cuanto a si la fecha del fallecimiento se corresponde o no con la que aparece en las grabaciones de la videovigilancia».

Por todo ello, la acusación pública concluye que «no hay un solo indicio objetivo que permita acreditar que fuera a la casa y apuñalara a la víctima».