El fiscal defendió ayer ante el Tribunal Supremo que no hubo colaboración con ETA en el chivatazo de los policías Enrique Pamies y José María Ballesteros en el caso Faisán, lo cual contradice su posición durante el juicio por este caso que celebró el año pasado la Audiencia Nacional.

El Supremo acogió ayer la celebración de la vista por los recursos contra la sentencia que condenó al exjefe de Policía del País Vasco y excomisario provincial de Huesca, Enrique Pamies, y al inspector jefe José María Ballesteros. Les impusieron un año y medio de prisión y cuatro de inhabilitación por revelación de secretos mediante el chivatazo a ETA en el bar Faisán en el 2006.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional acusó de colaboración con ETA a los dos mandos policiales procesados en el juicio, pero indicó que lo hacía por orden expresa del fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, y dio al tribunal la alternativa de condenar por revelación de secretos, opción que finalmente fue la aceptada por la sentencia.

La Audiencia entendió que el chivatazo no fue una "acción directa de los acusados para favorecer una actuación puntual" de la banda, sino que la intención era "no entorpecer el proceso que estaba en marcha para lograr el cese de la actividad de ETA". Contra ese dictamen recurrieron los penados y las acusaciones particulares (la Asociación de Víctimas del Terrorismo y el PP, además de Dignidad y Justicia).

En la vista celebrada ayer, el fiscal Antonio Barranco, que no recurrió la sentencia, defendió la opción adoptada por la Audiencia Nacional en una alocución en la que argumentó que no hubo colaboración porque la finalidad nunca fue ayudar a ETA. Recordó que Pamies "llevaba mucho tiempo en la lucha antiterrorista".

Ese factor, unido a las conversaciones grabadas a los implicados --como por ejemplo al dueño del bar Faisán, el fallecido Joseba Elosúa-- en las que se aludía precisamente al proceso de diálogo con ETA, justifica pensar que su conducta no fue para beneficiar a la banda, según el fiscal.

Las acusaciones particulares, sin embargo, consideraron que fuera cual fuera su finalidad, la información que facilitaron benefició a ETA.

Las defensas argumentaron que ninguno de los dos conocía los detalles sobre la operación en marcha en torno al bar Faisán y, por tanto, tampoco pudieron revelarlos. "Resulta que al final, aquellos a quienes se investigaba en aquella operación no han sido condenados --Joseba Elosúa y el exdirigente nacionalista Gorka Aguirre han fallecido sin ser ser juzgados por su relación con ETA--, de modo que han colaborado con nadie", expuso el letrado de Ballesteros.