Antonio Miguel G. M. se sentará en dos semanas en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zaragoza por haberse marchado sin pagar la cuenta de un hotel zaragozano. A priori la pena que afronta parecería desproporcionada, nada menos que tres años de prisión por una deuda de 143 años. Pero hay que tener en cuenta que el joven, de 32 años, ya tiene tres condenas por sendos episodios similares (todos juzgados como falta, actual delito leve, por su escasa cuantía) y la Policía Nacional le achababa hasta nueve cuando le arrestó el pasado mes de abril. Por ello el fiscal le acusa de estafa agravada, y además de la pena de cárcel solicita una multa de 2.160 euros.

El episodio en concreto de su largo historial de simpas (como se conoce popularmente a irse sin-pagar) se produjo el pasado 16 de marzo, en el hotel NH ubicado en la avenida César Augusto de Zaragoza. Antonio Miguel G. M. fue allí a cenar con dos amigos -que no han podido ser localizados, y no se les juzgará- y cuando le llevaron la cuenta, de 143,30 euros, manifestó que no la iba a pagar y se marchó.

La cosa podría no haber pasado de ahí, pero dado que ya tiene tres condenas por episodios idénticos entre diciembre del año pasado y febrero de este año, el ministerio público lo ha calificado de estafa agravada para poner coto así a la fea costumbre, en la medida en que lo permite la ley para casos de reincidencia. Habrá que ver, en cualquier caso, en qué queda la pena tras el acuerdo al que probablemente intente llegar su abogada antes de la celebración de la vista.

GOURMET

El pasado mes de abril, la Policía Nacional informaba de la detención de este joven, que cayó a la novena ocasión. Hasta entonces había tenido éxito con su técnica, pero en su último intento de cenar gratis los agentes de Seguridad Ciudadana, previo aviso de los propietarios del local, le dieron el alto. Había dejado a deber 49 euros.

Los investigadores de la comisaría del Actur ya le seguían la pista durante los ocho meses previos a este último simpa de abril. Se desconoce si después, pese al arresto, ha seguido haciéndolo.

Según explicaron entonces fuentes policiales, el joven no escogía restaurantes excesivamente caros por lo general, pero sí que elegía productos de calidad, tanto en cuanto a comida como en la bebida, para acumular unas cuentas considerables que luego dejaba sin pagar.

No es el único caso que se ha dado en Zaragoza este año, y de hecho destaca el ciudadano británico de origen iraní que, el pasado mes de enero, fue detenido tras haberse alojado sin pagar en nueve hoteles de la capital aragonesa. En aquella ocasión el instrumento utilizado fue una tarjeta sin fondos, y el estropicio para los hosteleros fue bastante mayor, de 4.500 euros en total.

El hombre reservaba a través de una página web de búsqueda de alojamientos en la que tenía un buen perfil, ya que era usuario habitual de hoteles por su trabajo. Y el hecho de que la Visa apareciese vinculada a la empresa también contribuía a disipar cualquier sospecha que pudieran tener los hoteleros, hasta que pasaban el importe del alojamiento a la cuenta asociada y comprobaban que habían tenido un polizón elegante.