Rafael Viñuales Kleinle lleva tres años y medio en prisión preventiva, desde septiembre del 2010. Y seguirá un tiempo, por lo que no podrá pedir beneficios penitenciarios como permisos o la clasificación en tercer grado, pese a que los tribunales ya han emitido dos sentencias --la original y una segunda por orden superior para corregir la primera-- que le imponen una pena de diez años de prisión como autor de un delito de homicidio. Pero ninguna es firme.

El jurado popular que enjuició su caso dictaminó que Rafael, conocido en el pueblo como Rafita, mató de un disparo a Juan Gonzalo Escolano, alias El Chino, uno de los cuatro jóvenes que esa noche fueron a visitarle a Alagón para reclamarle la deuda de 1.100 euros que tenía con uno de ellos. La víctima, que estaba desarmada, estaba agachada --nunca se sabrá si para atacarle o para repeler una agresión-- cuando recibió el impacto del proyectil, que le penetró por el trapecio y le salió por el vientre.

Tanto la Fiscalía como la familia de El Chino, en cuyo nombre ejerce la acusación el penalista Javier Notivoli, calificaron los hechos como asesinato y solicitaron, respectivamente, quince y veinte años de cárcel. La defensa, a cargo del abogado Enrique Trebolle, reclamó su inocencia alegando que actuó bajo una situación de miedo insuperable y/o que su reacción de apretar el gatillo fue un episodio de legítima defensa.

El magistrado que emitió la sentencia se situó entre las dos posturas: diez años por homicidio con una atenuante.

Las tres partes expusieron ayer de nuevo sus posturas en el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, que veía por segunda vez el asunto. El ministerio público rechaza que existiera una agresión previa por parte de El Chino, con lo que nunca podría haber defensa. Notivoli destacó que Gonzalo recibió el disparo "a bocajarro, a dos palmos" y anotó que "lo cierto es que se llevó un tiro una persona desarmada". Trebolle insistió en que Rafita temió por su vida.