Lo que un servidor pretende predicar es la importancia de profundizar en el debate de los asuntos que interesan a los aragoneses, y de no reducir los temas a clichés, basados a su vez en lugares comunes.

Ahora mismo (por citar otro caso concreto) existe una notoria discusión respecto a la política hidráulica en general y el recrecimiento (o no) de Yesa en particular. Que ya es importante hablar de ése y otros pantanos. Pero el asunto no debería convertirse sólo en un juego político encaminado a determinar si CHA podrá asociarse con el PSOE y cogobernar Aragón dentro de tres años. Hay mucho más por dilucidar. Básicamente habría que saber qué remedio tiene el absoluto fracaso de la Confederación Hidrográfica, la escasa fiabilidad de las alternativas técnicas elaboradas por dicha institución en los últimos decenios y la necesidad de reelaborar tales alternativas en un escenario menos condicionado políticamente y más limpio. Es bien raro que tras la caída del proyectado pantano de Santaliestra en los tribunales, los constantes problemas de casi todas las obras de regulación y el estallido de un escándalo tan obvio como el de los materiales tóxicos y radiactivos acumulados en Flix, la CHE y su Comisaría no estén siendo objeto de una severa investigación interna.

Es muy fácil autoestimarse porque Aragón supera el desplome demográfico. Ahora bien, ¿qué se hará para integrar a los inmigrantes (y a sus familias) que son la causa de que nuestra población aumente?. ¿Qué políticas de acogida, qué sistemas de formación cultural y profesional, qué apoyos van a tener esos nuevos aragoneses para que sean una baza de futuro y no un lastre? El presidente Iglesias dijo que habrá en los colegios públicos unos (pocos) tutores específicos para los chavales que llegan de otros países. Eso suena medio bien, pero en realidad es casi nada. Hace falta mucho más porque el problema es mucho más complejo. En el fondo... e incluso en la mera superficie.