Nosa Churchil O., el hombre que mató a su hija el pasado mes de septiembre en el zaragozano barrio de Delicias, lleva 46 días ingresado en el área penitenciaria del hospital universitario Miguel Servet de la capital aragonesa. Allí le trasladó la jueza instructora del caso, después de intentarle tomar declaración aunque hizo ver que no estaba en sus cabales y guardó silencio.

Pese a llegar a decirle a su abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, que la niña de 4 años estaba «feliz con Dios», los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) llegaron a apuntar que estaba capacitado para prestar declaración. En un informe que acaba de trascender, los especialistas aseguraron que «se encontraba consciente y orientado» y que la intérprete que le realizaron con un intérprete oficial de inglés, «se muestra abordable y globalmente tranquilo con lenguaje articulado y coherente».

Por todo, los forenses que le vieron concluyeron que veían al arrestado apto para ser trasladado al centro penitenciario de Zuera, incluso abrieron la puerta a que ingresara inicialmente en enfermería. Todo ello con la advertencia de que falta un informe que determine la imputabilidad o no de Nosa Churchill O. en el degollamiento de su hija.

Ante este informe, la magistrada encargada del caso, la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza, Mercedes Terrer, acaba de solicitar al área de Psiquiatría del Servet que emita un informe sobre su estado de salud y la viabilidad o no del traslado a la cárcel.

Nosa Churchill O. podría volver a ser considerado inimputable por los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA). Como publicó EL PERIÓDICO, Como ha publicado este diario, en mayo del 2019 estuvo ingresado en el área de Psiquiatría del hospital Clínico Lozano Blesa de la capital aragonesa durante 15 días. Los facultativos del hospital definieron su estado como un paciente que presenta tintes maniformes del afecto que podría ser secundaria a unas ideas delirantes de tipo megalomaniaco, mesiánico y místico. Todo ello fue resumido por un especialista del IMLA en un trastorno psicótico agudo de desconexión con la realidad.

Un ingreso y posterior diagnóstico que se produjo después de que fuera detenido por intentar agredir a sus compañeros de trabajo con un martillo. En el atestado policial de los hechos ocurridos en el lugar de trabajo del supuesto infanticida resaltan los gritos que este hombre realizaba mientras trataba de agredir a sus compañeros. «Soy Jesús y mi padre es Dios» fue una de las frases que verbalizó junto a «hay que atacar al hombre que es muy mala persona por causa del demonio». Pero a estas afirmaciones se unen las que el arrestado señaló al forense en su entrevista psiquiátrica en las que carga contra su esposa a la que ya no consideraba su mujer, además de dudar de la paternidad de sus hijos, alegando de nuevo cuestiones religiosas.

Nosa Churchill O. llegó hace diez años a España, donde vivía de la mendicidad en las calles de Madrid. Una persona le conoció y decidió que su vida tenía que cambiar, ayudándole a encontrar trabajo. Lo consiguió, se trasladó a Zaragoza y formó una familia.

ASUNTO EN VIOLENCIA / Pero no fue el único antecedente policial de este hombre, ya que el 3 de abril de ese mismo año la madre de la niña asesinada y pareja sentimental del ahora arrestado decidió interponerle una denuncia. Fue ante el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Zaragoza, después de que fuera expulsada del domicilio familiar tras una fuerte discusión en la que le espetó que sus hijos, la niña de 4 años y un niño de 2, no eran suyos.

La jueza llegó a decretar un auto al día siguiente en el que otorgaba la custodia de los menores a la madre y establecía un régimen de visitas en un punto de encuentro familiar a la espera de que se celebrara el juicio. La vista oral se señaló el 11 de abril por un delito leve de vejaciones, pero ninguno de ellos acudió a la cita. Acabó siendo absuelto. Todo ello derivó en un expediente social en la Casa de la Mujer en el Ayuntamiento de Zaragoza. Todos estos antecedentes, unidos a la historia clínica, explicarían el ataque sorpresivo que sufrió la niña.