Los forenses que realizaron la autopsia a Ana Delia Fuenzalida, que apareció muerta en su casa de Zaragoza en junio del 2012 con una sospechosa marca en el cuello, ratificaron ayer ante el tribunal del jurado que juzga el caso que la víctima fue estrangulada. Los doctores aclararon que la primera autopsia de las dos que se practicaron a la fallecida, que dio como resultado que la causa del óbito fue un fallo cardiaco, no era más que un "estudio preliminar".

Este dato será crucial a la hora de que el jurado, que hoy podría emitir el veredicto, se pronuncie sobre la culpabilidad o no culpabilidad del acusado, Jaime Álvaro Fuenzalida, de 55 años y hermano de Ana Delia, que tenía 74 cuando murió en su vivienda de la plaza de Roma.

"EN EL SUELO"

"El autor de la muerte de mi hermana fue algún vecino o algún amigo de ella, no lo sé", declaró ayer al término de la vista oral el acusado, a quien arropa toda su familia. "Soy inocente ante Dios y rezo todos los días y no sé qué pasó realmente", manifestó.

Él ha mantenido durante el juicio que cuando llegó al piso, a primera hora de la tarde del 8 de junio del 2012, su hermana yacía en el suelo del salón, y que intentó reanimarla mediante el boca a boca.

Sin embargo, la fiscala, que pide para él 18 años de cárcel por asesinato, subrayó de nuevo que la estranguló a mediodía de ese mismo día valiéndose de una cuerda de tendedero. La marca que esa presión dejó en el cuello de la muerta despertó las sospechas de los servicios de emergencia, que llamaron al Grupo de Homicidios. Su minucioso análisis forense, confirmaron ayer los responsables de la autopsia, les llevó a la convicción de que se trataba sin duda de una "muerte violenta".

"En el momento de la muerte, la víctima se hallaba en el suelo, boca abajo", aseguraron los médicos, que indicaron que, mientras tanto, su agresor le apretaba el cuello desde atrás. Además, precisaron que el cuerpo de la finada no presentaba restos de alcohol ni de drogas.