Los responsables educativos consideran que los índices de fracaso escolar en España son muy altos con relación a la media europea. Si a buena parte de los escolares se les hace muy costa arriba culminar la ESO con buenas notas, las dificultades se incrementan en un centro penitenciario como el de Zuera, donde este curso se matricularon más de 100 presos, dependientes del instituto Manuel Blecua, al que también están adscritos los internos de Daroca.

Los exámenes comenzaron el pasado jueves y concluirán este martes. La experiencia de los parciales de febrero, donde ningún alumno aprobó todas las asignaturas y sólo uno tuvo un suspenso y cuatro aprobados, hacen temer a los educadores del centro penitenciario un fracaso escolar generalizado, similar al del curso anterior, donde sólo un preso suramericano superó los exámenes en septiembre.

Si bien el nivel de los estudiantes es bajo, no es su torpeza lo que dificulta la superación de las pruebas. En realidad, con los medios de que disponen para aprender, su afán por estudiar les daría el estatuto de héroes en una situación normal.

El problema de Zuera es singular en el sistema penitenciario español y se deriva del traspaso de competencias en materia educativa, en el que los responsables del Gobierno aragonés pudieron pecar de ingénuos.

El traspaso de competencias no incluía el personal docente, que sigue dependiendo de Instituciones Penitenciarias. En la relación de puestos de trabajo, el Gobierno, entonces del PP, tendió a simplificar: En Zuera se juntaron los presos de Zaragoza y Huesca. En la primera cárcel había tres educadores y en la segundo, dos, por lo que a la macroprisión se asignaron cinco, y en la DGA tragaron .

No se tuvo en cuenta que el proyecto de Zuera doblaba la capacidad de reclusos de los dos centros anteriores y de que, con el tiempo, se ha triplicado. Fuentes sindicales penitenciarias critican que hubo "mala fe por parte de la Dirección General e ingenuidad en el Gobierno aragonés. No se tuvo en cuenta que el centro de Zuera formaba parte de una serie de macrocárceles como la de Soto del Real y otras de similares dimensiones, en las que la plantilla de educadores oscila entre las 13 y las 18 personas".

Además, los cinco profesores de Zuera se convirtieron en cuatro, por comisión de servicios en la DGA de uno de ellos. Los que siguen ahí sólo pueden atender las clases de español para extranjeros y alfabetización, que además cuentan con largas listas de espera.

De esta manera, los estudiantes de ESO sólo han podido contar este año con una clase de tres horas a la semana con voluntarios de una ONG, subvencionada por la DGA, y con una tutoría del instituto al trimestre. A esta situación se suma que no tienen acceso a la biblioteca de la prisión y que la escuelilla que hay en cada módulo es un lugar de acceso a todos los presos.

Además, hay asignaturas de la ESO cuyo estudio es prácticamente imposible. El idioma es un auténtico hueso . Sólo un preso aprobó el francés en febrero, precisamente el que sólo tuvo un suspenso. La proeza no fue tal, ya que se trata de un penado argelino y bilingüe.

Decididamente, el idioma no es el fuerte de los escolares del centro penitenciario, aunque tampoco es su culpa. El problema se podría resolverse, al menos en parte, si tuvieran un profesor, ya que no han recibido ni una sola clase de esta asignatura en todo el curso.

El masivo traslado de presos levantinos a Zuera ha generado graves problemas a quienes quieren ejercer su derecho constitucional a la reinserción mediante el estudio. Vienen de las cárceles de Valencia y Alicante, donde cuentan con 15 profesores y se encuentran en un páramo educativo. En la de Castellón, con 800 reclusos, hay 13 educadores. Así, no es extraño que el centro penitenciario aragonés no sea un destino muy apetecible.

No sólo no cuentan con educadores, ni siquiera hay monitores ocupacionales suficientes. El Inem subvenciona a cuatro de ellos entre los meses de agosto y diciembre, aunque a media jornada. Algo falla en las mentes de los responsables de Instituciones Penitenciarias cuando creen que esta plantilla diminuta puede atender a 1.700 presos.

Con esta situación, resulta poco extraño que, de los más de 100 matriculados en ESO, se presentaran a los exámenes sólo 90, aunque cerca de la mitad abandonaron sus pupitres sin escribir una sola línea cuando comprobaron el contenido de las pruebas.

"La DGA facilita a todos los inscritos la matrícula y los libros, pero con eso no se lava ni la cara. El principio constitucional de reinserción en las cárceles se viene vulnerando en Zuera desde que se abrió el centro. Los responsables institucionales no pueden alegar ignorancia, porque la situación se ha denunciado repetidamente y no se ha movido nada. No es sólo el problema de la ESO, también hay dos matriculados en bachillerato que no han recibido ni una clase en todo el año. Es penoso", señalaron las fuentes sindicales consultadas.