La polémica abierta por Pfizer por el aprovechamiento de su vacuna y, ante los sobrantes que comunidades como Cataluña, Madrid o Andalucía han reconocido que se pierden de cada recipiente, ha puesto de relieve el trabajo de la planta que la multinacional estadocunidense Becton Dickinson (BD) tiene en la localidad aragonesa de Fraga. Más allá de ser un centro especializado en la fabricación de jeringas y agujas hipodérmicas estériles, se ha convertido en uno de los proveedores del tipo de jeringuilla que, según la propia Pfizer, es ideal para que no se pierda nada y que, en lugar de aplicar cinco viales se extraigan seis de cada tarrito distribuido.

Todo surge porque, según adelantó la Cadena Ser, estas comunidades españolas habían admitido estar desperdiciando miles de dosis. Tras el cambio de criterio de la Agencia Mundial del Medicamento, la propia Pfizer ha advertido que el líquido sobrante se produce cuando se usan las jeringas inadecuadas, algo que puede hacer que países como España reciban menos viales por las dosis que se están desperdiciando. El fabricante de la vacuna negocia con Europa a partir de qué fecha se empiezan a computar seis dosis por vial y no cinco como hasta ahora.

Así, BD produce uno de los mejores dispositivos para administrarlas y no desperdiciar el contenido. Aunque hay otros fabricantes de este tipo de jeringuillas, la planta aragonesa es la única que las hace en España. Y, sorprendentemente, en España solo se ha comprado el 25% de los casi 100 millones de unidades que necesitaría para vacunar a toda la población y tampoco son las que usa el Ejecutivo autonómico.

El modelo diseñado por BD permite aprovechar al máximo cada vial y, por tanto, desperdiciar la menor cantidad. Esto se consigue a través del diseño único de la jeringa, que incluye una pieza o émbolo en su interior que permite conseguir un volumen muerto bajo, es decir, que se pierda una cantidad muy inferior de dosis respecto a otras jeringuillas. Esta eficiencia es independiente de la capacidad y de la escala de medición de la jeringa, que siempre están reguladas y estandarizadas por la norma ISO.

La factoría de Fraga, que emplea a 600 trabajadores, ha fabricado ya más de 500 millones de unidades y distribuido a países de todo el mundo. Precisamente, ha invertido recientemente 1,5 millones de euros para crear una nueva línea de producción específica de este material y poder así atender a la creciente demanda de este producto. Todo hace indicar que los pedidos se incrementarán en una instalación que ya está a su máxima capacidad de producción.

La DGA compra a una empresa italiana

El pasado verano, ya se exportó al Reino Unido 65 millones de unidades y, sorprendentemente, es más del doble de los 25 millones adquiridos por España, que tiene a BD como único fabricante de este tipo material sanitario instalado en el país. Y también llama la atención que Aragón, con la planta de Fraga tan cerca y habiendo colaborado con la multinacional en otras cuestiones, haya decidido comprar fuera.

La jeringa utilizada por la DGA es de la empresa italiana Nacatur y se llama Caress, un modelo de un mililitro que, según aseguraron desde la consejería de Sanidad, también permite aprovechar la sexta dosis. Los técnicos del departamento defienden que, en su opinón, era la más adecuada porque cuenta «con una junta de estanquidad que purga el embolo». consigue un porcentaje de aprovechamiento del 97% y de esa sexta dosis, del 81%. Aragón compró en septiembre 1.870.000 unidades y no se plantea comprar otra.

Características de la jeringuilla

No hay vacuna sin jeringas y las que está haciendo Becton Dickinson (BD) en Fraga son de las más

adecuadas para afrontar la lucha contra el coronavirus. Por su diseño, este modelo logra reducir al máximo el espacio muerto al contar con una aguja integrada y soldada a la jeringa. Esto evita la pérdida de medicamento en cada extracción y aprovecha las dosis al máximo, lo que facilita que se pueda vacunar a más personas con la misma cantidad que contiene el vial. Se trata por tanto de una cuestión clave en un momento en que hay escasez de vacuna en todo el

mundo por la elevada demanda.

En concreto, dicho espacio muerto se minimiza hasta el punto de que evita pérdidas de hasta el 15% de la dosis, aseguran fuentes de la compañía. En el caso de España, puede favorecer un ahorro de cientos de millones de euros, en función de cual sea el precio final de la vacuna.

La jeringa es además intuitiva y fácil de usar. Puede suministrarla cualquier profesional sanitario que habitualmente no trabaje con extracciones. BD asegura que aporta la máxima calidad, rapidez, facilidad y seguridad para los pacientes.

No se trata de un nuevo modelo de jeringa. Y ya se venía utilizando desde hace más de una década en campañas masivas de vacunación en el tercer mundo. Las fabricadas por BD, por ejemplo, las han sido utilizadas entidades como Unicef, GAVI o Fundación Gates.