Los reiterados ataques a rebaños por parte de los osos en la vertiente norte de los Pirineos, en particular en la zona fronteriza con Huesca y Lérida, ha llevado al Gobierno francés a anunciar la adopción de polémicas medidas para espantar a los plantígrados, entre ellas el uso de señales luminosas y sonoras y el disparo de balas de caucho.

El anuncio de esta nueva política hacia la especie reintroducida en la cordillera fue efectuado recientemente por el ministro de Agricultura galo, Didier Guillaume, según explicó el diario La République des Pyrénées en su edición de ayer. La medida entrará en vigor este mes de abril y solo podrá ser aplicada por agentes de la naturaleza, previa concesión del correspondiente permiso por los prefectos de los departamentos afectados (subdelegados del Gobierno).

Sin embargo, se trata de una respuesta que provoca una gran oposición por parte de las entidades de defensa de los osos, que en el 2014 recurrieron la orden y consiguieron que un tribunal contencioso-administrativo la anulara. En principio, el empleo de señales luminosas y sonoras, así como de munición de caucho se ha autorizado en el departamento de Ariège, pero las asociaciones de ganaderos de otras zonas del Pirineo francés presionan para que la medida se generalice.

En Aragón, este enfoque de la cuestión es visto con esperanza por los ganaderos de las zonas más afectadas, si bien se mantienen en su convicción de que el oso no tiene cabida en los pastos de alta montaña ni es compatible con la ganadería extensiva.

Últimamente, la preocupación por los ataques del plantígrado se ha visto reavivada por distintos episodios ocurridos en el valle de Hecho y cerca de la localidad de Aragüés del Puerto. De hecho, el problema del oso se suma ahora al que empieza a representar la llegada de lobos procedentes de Francia y de otras partes de España.

La situación es de extrema gravedad para los ganaderos, que en lugares como la comarca de Jaca han decidido aliarse con sus homónimos del valle de Aspe para crear un frente común contra las políticas de potenciación de la presencia del oso en el Pirineo central.

Muchos de los plantígrados se mueven libremente por la cordillera, si bien las mayores colonias se encuentran en el Pirineo de Lérida y en distintas zonas de la vertiente norte correspondientes a los departamento de Altos Pirineos y Alto Garona.

De ahí que la comarca de la Ribagorza, en la cara sur de esa zona geográfica, sea una de las más expuestas a los ataques a rebaños, con las consiguientes pérdidas económicas.