Fue un gran científico y uno de los nuestros. El año anterior, EL PERIÓDICO DE ARAGÓN le reconocía como Premio Aragonés del Año en su categoría de Ciencia y Tecnología en su primera edición. Estos días, en la facultad de Ciencias, el IES Grande Covián de Zaragoza y en la asturiana Colunga, su localidad natal, se habían programado homenajes y actividades para recordar su figura. La covid-19 los retrasará un tiempo.

Hijo, nieto y sobrino de médicos, su biógrafo, Marino Gómez Santos, diría que «nació médico por herencia genética». Estudió Medicina en Madrid y fue uno de los destacados habitantes de la Residencia de Estudiantes. Allí despertó su pasión por la investigación de la mano de su amigo Severo Ochoa que le introdujo en el laboratorio de Juan Negrín. Los acontecimientos políticos de la época en España, incluyendo el cierre completo de su Universidad en Madrid en 1929, llevaron a su mentor a enviarle al extranjero, donde adquirió una gran experiencia en los principales centros de investigación fisiológica en Europa.

En Dinamarca, en el laboratorio del doctor Krogh trabajó en el estudio de la fisiología del ejercicio y fue allí donde realizó su primer experimento de nutrición, un estudio del efecto del ejercicio físico con una dieta rica en grasas. También fue donde conoció al doctor Keys con quien colaboraría posteriormente.

La Guerra Civil en España tuvo un impacto fundamental en su carrera. Grande fue nombrado subdirector del Instituto de Higiene de la Alimentación y se encargó de un estudio sobre la prevalencia de la desnutrición en Madrid causada por la escasez extrema de alimentos durante la guerra. Identificó numerosas deficiencias nutricionales y en especial de casos de pelagra siendo pionero en el uso del ácido nicotínico para su tratamiento. Lo sintetizó con ayuda del doctor Ángel del Campo a partir de nicotina, un pesticida que se empleaba para el pulgón. Todos estos trabajos le dieron reconocimiento internacional y dirigieron su carrera científica hacia el estudio de la nutrición. Sus iniciativas y humanidad salvaron miles de vidas.

La Guerra Civil, sin embargo, también creó graves problemas para Grande. La dictadura no le perdonó su colaboración con Negrín, que había sido presidente de la República, marcándolo como persona non grata. Incluso cuando perdió el interés en detener a colaboradores como él, se le depuró prohibiéndole opositar a cualquier universidad española durante diez años. Trabajó en los laboratorios Ibys sintetizando vitaminas y posteriormente en el Centro de Investigaciones Médicas del doctor Jiménez Díaz hasta que, en 1949, pudo opositar y obtuvo la Cátedra de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza. La incómoda atmósfera política en la universidad y los escasos fondos de investigación no cumplían sus inquietudes. En 1952, Ancel Keys realizó una encuesta sobre enfermedades cardiovasculares en Madrid, en la que Grande brindó una gran ayuda y, como resultado, Keys invitó a Grande a ir a trabajar a Minnesota.

En EEUU, realizó estudios clásicos sobre la restricción calórica y el ayuno descubriendo una dieta mínima suficiente. Avanzó en la comprensión del metabolismo energético, la composición corporal y capacidad física. Postuló la hipótesis lipídica de la arterioesclerosis estudiando el efecto de las grasas de la dieta sobre el colesterol en sangre. Permaneció más de dos décadas, fue una figura mundial y sentó las bases del campo de la Bioquímica de la Nutrición.

A mediados de los 70 se jubiló de su puesto en Minnesota y regresó a España. Se hizo cargo del Laboratorio de Investigación del Instituto de Investigación Bioquímica y de Nutrición Juan Carlos I de Zaragoza. Don Paco, así le conocíamos quienes le tratamos, se refería a este retiro como su «reencarnación». Gracias a los doctores. Meléndez y Murillo la Universidad de Zaragoza le ofreció un puesto de Catedrático Extraordinario. Este hecho constituye el hito fundacional del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Celular de nuestra universidad.

En sus concurridas clases se aprendía por ósmosis. Fue además un personaje popular y un gran divulgador. Enseñó a la sociedad que «había que comer de todo en plato de postre» y que no había dietas milagro: «la única comida que no engorda es la que se queda en el plato». Mientras, Don Paco en su laboratorio hacía estudios sobre la leche, la dieta, las lipoproteínas, el mapeo y secuenciación de genes implicados en el metabolismo lipídico, la arterioesclerosis y creaba una escuela científica que en la actualidad se encuentra repartida por España y el extranjero agrandando su figura.

*Miguel Pocoví, Catedrático jubilado de la Universidad de Zaragoza y Secretario de la Fundación Grande Covián.

*Alberto Anel, Director de Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Celular e Investigador en el ISS Aragón

*Alberto J. Schuhmacher, Investigador ARAID en el IIS Aragón.