--Lleva tres meses al frente de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA). ¿Se ha dado cuenta ya del lío en el que se ha metido?

--Lo sabía antes de tomar posesión, porque la agencia no me era extraña. Formé parte del comité de coordinación del segundo Plan de Calidad de las Universidades y conocía la complejidad de esta fundación.

--Dos años después de su creación, ¿tiene la sensación de que los profesores siguen viendo a la ANECA como un coco?

--Lo que está claro es que hay recelos porque interviene en procesos de evaluación del profesorado y ejerce como filtro para la acreditación de los profesores contratados, los que no son funcionarios. Y eso no le ha gustado a mucha gente. Algunos argumentos que se han esgrimido contra la agencia incluso los comprendo, porque a mí, desde fuera, tampoco me gustaban ciertas cosas. Pero eso va a cambiar.

--¿Qué va a cambiar?

--El ministerio va a revisar este proceso de acreditación. De hecho, un comité externo ya está evaluando los puntos débiles y elaborará un informe con una propuesta de mejora. En enero esperamos contar ya con otras reglas de juego.

--¿Cuál es su opinión sobre este proceso de habilitaciones y acreditaciones que introdujo la LOU?

--Se ha demostrado que es un instrumento costoso, no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde el punto de vista del tiempo, que es algo muy valioso para todos y especialmente para un profesor universitario. Y lo que está claro es que uno o dos meses para resolver el concurso de una plaza es un tiempo excesivo.

--¿Qué le parece que las comunidades tengan su propia agencia de calidad y prospectiva? Aragón está preparando una.

--Es una decisión política de cada gobierno autónomo que tengo que asumir.

--Pero, ¿le parece bien?

--Sí, si se plantea la agencia autonómica como complementaria de la ANECA y colabora con ella. De lo contrario, sería duplicar recursos, algo de lo que precisamente no andamos muy sobrados. Las agencias autonómicas no deben competir con nosotros.

--¿Y cuál es ese papel complementario del que habla?

--Pueden definir programas que la ANECA no tiene, como por ejemplo los de evaluación de titulaciones o los de formación de evaluadores.

--Pero parece que puede haber más colisiones que sinergias.

--Es que de hecho hay colisiones, porque ni siquiera hay estándares comunes para que estas agencias sean evaluadas externamente. Si no se hace bien, todo esto puede ser muy complejo y poco serio.

--¿Servirán exclusivamente para acreditar a los profesores sin necesidad de que acudan a Madrid?

--Si se plantean así, sería un error.

--¿Y qué va a hacer para evitarlo?

--El mensaje que quiero transmitir es que la calidad es una política de Estado, no de partido. Las agencias autonómicas no pueden ser instrumentos parciales para mayor gloria del gobernante de turno.

--¿Qué le han planteado los cargos académicos de la universidad con los que se ha reunido?

--Han sido muy críticos con la labor de la ANECA, un organismo en el que no acaban de confiar.

--¿Y qué les ha contestado?

--Que a partir de ahora van a cambiar las cosas. Aquí y en otros sitios he percibido el descontento con los resultados de los distintos programas de evaluación. Pero a partir de ahora vamos a tratar de recomponer la confianza y que la ANECA sea realmente un instrumento útil para las universidades. Para eso se creó.