Calle general Franco, paseo 18 de julio, calle general Yagüe, calle José Antonio (Primo de Rivera), que no Labordeta como alguien escribió en la pared... Los últimos vestigios de la dictadura dan sus últimos coletazos en la localidad zaragozana de Villanueva de Gállego, después de que el ayuntamiento aprobara en diciembre el cambio de nombre de seis calles que aún conservan ladenominación franquista. Un pueblo acostumbrado a la polémica, ya que en los últimos cuatro años ha contado con tres alcaldes.

Sin embargo, muchos vecinos se han movilizado para recoger quejas escritas, una vez que la sustitución se ha hecho efectiva en el ámbito administrativo, aunque los carteles franquistas siguen en pie. Hasta el momento, 250 afectados secundan la protesta.

El motivo de su denuncia es doble: por un lado, critican al equipo de Gobierno municipal por no avisarles de su decisión y, por otra parte, prefieren conservar los nombres antiguos para evitar "papeleos y más gastos".

"Nuestras calles tienen esos nombres desde hace tropecientos años y me parece una tontería cambiarlos. Además, ni siquiera consultaron a los vecinos y nadie del ayuntamiento nos explicó la iniciativa. He tenido que enterarme por un empleado del banco de que la sustitución era un hecho, aunque las placas siguen igual", comenta Mari Carmen Calves, de 32 años y vecina de la calle general Yagüe, cuyo nuevo nombre es Hermanos Buisán.

El alcalde del pueblo, José Manuel Garisa --que preside una candidatura independiente--, asegura que los nuevos letreros "están encargados" y que la decisión se ha tomado para conmemorar el XXV aniversario de la Constitución.

"Las denominaciones serán las que existían en la Segunda República. Debió hacerse cuando comenzó la democracia. Pero todo esto es una menudencia, porque el pueblo tiene cosas más importantes que resolver y debe luchar por su progreso", añade Garisa.

El alcalde reconoce que al consistorio han llegado ya doce recursos contra su decisión. Pero a pesar de las quejas de los vecinos, Garisa insiste en que el ayuntamiento ya ha avisado a las empresas eléctricas, entidades bancarias y a la Seguridad Social para agilizar los trámites a los residentes: "Sólo tendrán que modificar el DNI y los carnets de conducir cuando les toque renovarlos".

Por su parte, los concejales de la oposición como Víctor Sarto, del CDS, critican con dureza la forma de actuar del primer edil, al que califican, paradójicamente, de "déspota" y " dictador": "Rechazamos que no se haya consultado al pueblo y que los nombres se hayan elegido de forma unilateral. Además, las empresas de estas calles tendrán gastos extra". A la "indignación" de Sarto se suma la de los representantes del PP, que están estudiando acudir a los tribunales e impugnar el pleno.

Ahora bien, algunos de los lugareños que vivieron la dictadura se muestran más conciliadores que las generaciones jóvenes. Ramón Garví, de 74 años, considera que "todo lo que viene de la Guerra Civil debe quedar en el olvido". Aunque afirma que no sufrió las brutalidades del régimen, Garví mandó un mensaje a sus vecinos: "A estas alturas no tiene sentido ser un nostálgico del pasado negro español".