La temporada de verano y los nuevos horarios del autobús no son excusa para los usuarios para que se empeore el servicio. Numerosos viajeros de distintos barrios ya han mostrado su malestar porque aseguran que las frecuencias de paso de los vehículos no se están cumpliendo, que las esperas son excesivas en la parada --incluso para ser verano-- y se temen que algo está ocurriendo para que los tiempos no se cumplan. En líneas tan utilizadas "como la 33, la 32, la 24 o la 23" afirman que se suceden, día tras día, los incumplimientos. Una visión que comparten los trabajadores de la concesionaria, Autobuses Urbanos de Zaragoza (AUZSA), y que achacan a la falta de personal y la descompensación que provoca en los cuadros de tiempos, y también los grupos municipales de la oposición que, de una forma o de otra, ayer coincidieron en hacer referencia.

El más incisivo fue el Partido Popular, cuyo portavoz, Eloy Suárez, culpó del "empeoramiento" del servicio a la "mala gestión" del Gobierno municipal y que ya anunció que trasladará al próximo pleno una propuesta para mejorarlo: instalar un sistema de GPS a bordo de los vehículos para aumentar el control municipal sobre cada línea y añadir otros 1,3 millones de kilómetros a la contrata hasta alcanzar el tope de 1,8 que establecían los pliegos para aumentar la oferta.

EL DÍA 21 Una idea que coincide en un momento en el que la tranquilidad no termina de perpetuarse en AUZSA. El comité de empresa vuelve a estar de uñas con la dirección después de que el pasado día 4 se despidiera a una mujer amparándose en el artículo de la reforma laboral que dice que puede rescindirse su contrato cuando haya estado de baja más de un 20% del tiempo transcurrido en dos meses. Es lo que, en principio, ha ocurrido, pero los sindicatos analizarán este caso y ayer el presidente del comité, Javier Anadón, ya avanzó que "si el día 21 no se da marcha atrás no descartamos volver a las movilizaciones".

Respecto al servicio, el representante sindical aseveró que hay autobuses que "llegan a la parada con media hora de retraso", porque "no se están poniendo todos los autobuses que deberían ni a todos los conductores". Y lo paga el usuario.