Los confinamientos perimetrales, las restricciones a la movilidad y, sobre todo, el confinamiento domiciliario de los primeros meses de la pandemia del coronavirus han dejado una herida imborrable en el tráfico transfronterizo entre Francia y Aragón. Después de décadas de fluido tránsito comercial y social, los desplazamientos se desplomaron el pasado año un 35% de media en el túnel de Bielsa-Aragnoyet, el Somport y Portalet. El parón de la circulación fue más drástico en el mes de abril, reduciéndose a cero en el paso clausurado en Bielsa, cayendo en picado hasta un 96% respecto al 2019 en Portalet y con un 78% menos de vehículos en el Somport.

Según el balance anual de registros de la Delegación del Gobierno en Aragón y del Consorcio del túnel de Bielsa-Aragnouet, los tres pasos principales a Francia desde la comunidad autónoma registraron un total de 1.378.683 desplazamientos, frente a los 2.121.774 que se produjeron en el 2019. Es decir, un 35% menos de media.

El que más ha acusado el parón, porque de hecho estuvo cerrado día y noche desde el 15 de abril hasta el 21 de junio, es el túnel de Bielsa-Aragnouet, que perdió casi un 40% de la circulación con respecto al año anterior. En el paso del Somport, la bajada fue del 37%, y en el kilómetro 21 del Portalet (donde se registra también el tránsito en el entorno de Formigal), se registró la menor caída, del 32%.

Por meses, los datos reflejan también el encierro que vivieron la sociedad española y francesa con el confinamiento domiciliario de los meses de marzo, abril y mayo, principalmente. Así, mientras en Bielsa el tráfico fue nulo, en Portalet se redujo un 65% en marzo, un 96% en abril y un 82% en mayo. En el Somport las caídas fueron menores, principalmente por el transporte de mercancías. Aun con todo, en marzo este paso perdió un 45% de los desplazamientos respecto al 2019, un 78% en abril y un 70% en mayo.

Pese a que en el imaginario colectivo en el 2020 el mundo casi se paró, también hubo periodos de cierta normalidad. Así lo reflejan los datos de tráfico del mes de octubre en el Portalet, donde los desplazamientos subieron un 14,2% respecto al mismo mes del ejercicio anterior. Principalmente, lo que crecieron fueron las entradas hacia España, un 17,7%, pero las salidas a Francia también aumentaron un 10,8% respecto al 2019. Es el único paso transfronterizo y el único mes en el que se detectó un aumento del tráfico desde que se desencadenó la pandemia mundial del coronavirus. Unas cifras que reflejan el puente del Pilar y el principio del festivo de Todos los Santos.

Debate sobre las restricciones

En la frontera política que marcan de manera física los Pirineos, confluyen además las distintas medidas para gestionar la pandemia que imponen el Gobierno español y el aragonés, y las que se plantean desde el Elíseo. Algo que ha generado debate, especialmente cuando había una cierta permisividad en la movilidad, dado que los confinamientos perimetrales aplicados a las comunidades autónomas españolas no tienen efectos en las fronteras internacionales, que permanecen abiertas a no ser que se produjera una orden superior de ámbito estatal o europeo. Desde la Delegación del Gobierno en Aragón explican que desde el inicio de la pandemia se instalaron controles de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Por un lado, para informar sobre las medidas vigentes. Por el otro, para cerciorarse de que estas se cumplen.

Así, según explican estas mismas fuentes, mientras «un francés puede entrar y salir a Aragón, por ejemplo, para comprar tabaco», un aragonés solo puede hacerlo si justifica su desplazamiento. En la práctica, pese a este criterio desigual que permite pasar a los franceses libremente (siempre que una vez en la provincia de Huesca cumplan la normativa) pero no la circulación de los españoles, no se traduce en un «aluvión» de turistas franceses. Estas mismas fuentes recuerdan que en el país galo ahora hay vigente un toque de queda que comienza a las 18.00 horas, y las dudas sobre si podrían ser multados a su llegada a España, o la certeza de que hay pocas actividades que realizar, mitigan la llegada de turistas.

«Pasan algunos franceses, principalmente a echar gasolina, a comprar tabaco o alcohol», resume Andrés Olloqui, director del Consorcio del túnel de Bielsa-Aragnouet, «pero no se puede hablar de que haya turismo».

Los datos provisionales de enero del 2021 reflejan también que el cierre de las pistas de esquí es otro argumento que frena el tráfico transfronterizo. Solo en el túnel de Bielsa-Aragnouet, se ha pasado de 673 vehículos diarios de media en el 2020 frente a los 213 de este año. Algunos fines de semana la estampa es dramática. El 10 de enero solo pasaron 70 vehículos por Bielsa. El año pasado, antes de que la pesadilla del coronavirus comenzara, la media en un fin de semana de enero era de 1.300 vehículos. Se cierra el año más parado de las últimas décadas en la frontera.