El matrimonio marroquí formado por Rachid B. y Bouchra S. negó ayer haber causado en el 2014 la muerte de su hija M., de 29 días de edad, y haber maltratado a su hijo I., al que llevaron al hospital con múltiples lesiones en junio del 2015, con apenas dos meses. El hombre, que afronta 28 años de prisión por asesinato, lesiones y delito contra la integridad moral, afirmó que su hija se le cayó, y la madre (acusada solo por los dos últimos delitos, y para la que piden ocho años) afirmó que su hijo nació débil, pero que en ningún momento le pegaron.

A lo largo de toda esta semana, el jurado popular que enjuicia el caso en la Audiencia Provincial de Zaragoza deberá decidir si da crédito a la hipótesis del fiscal, que ve claros indicios del asesinato, por los tres golpes en la cabeza de la indefensa bebé, y del maltrato por las lesiones del segundo hijo. O bien si, como sostiene el abogado de la defensa, Eladio Mateo, la primera murió por un accidente, que como mucho sería una imprudencia, y en el segundo se combinaron su raquitismo y la costumbre cultural materna de llevar presionado al bebé en una especie de hato.

PICOTAZO / Así lo aseguró ayer la pareja, con el testimonio de Rachid B. primero. El padre recordó cómo el 14 de abril del 2014, cuando sostenía en brazos a su bebé en el sofá de su casa de Santa Isabel, un mosquito le picó en la mano. Cuando, instintivamente, se llevó la otra mano al lugar del picotazo, la pequeña M. se resbaló y le cayó «en las rodillas». «Fue todo muy rápido, no sé dónde se golpeó la niña al caer», afirmó, pero sí aclaró que no se le cayó «a los pies», como declaró antes. Lo dijo porque entonces no hablaba bien castellano y llamaba así a toda la pierna, afirmó.

Tras caerse la niña, y como después confirmó su mujer, en un primer momento pensó que no le había pasado nada, porque era poca altura y no lloraba. Luego empezó, y su mujer, tras llegar de la cocina, no le pudo dar de mamar. No la calmaron con agua fría, ni haciéndole el boca a boca -«sangró por la nariz»-, y la llevaron al centro de salud de Santa Isabel, pero acabó por fallecer.

Ya en el 2014, la muerte motivó la apertura de una investigación judicial, pero no fue concluyente y se archivó. Sin embargo, al año siguiente el matrimonio fue al hospital Miguel Servet con su hijo I., de dos meses, que presentaba diversas lesiones, y las causas se acumularon.

La madre, Bouchra S., explicó ayer que su hijo nació enfermo, «lloraba muchísimo, vomitaba muchísimo», y aunque el pediatra le decía que estaba bien, «una madre sabe esas cosas». El juicio seguirá hoy, con testigos.