Las fuertes rachas de viento de hasta 90 kilómetros que ayer azotaron el valle del Ebro provocaron cuantiosos daños materiales en la ciudad de Zaragoza, donde los Bomberos efectuaron cerca de un centenar de salidas entre las 10 de la noche del sábado y las 5 de la tarde de ayer.

El cierzo, que sopló con especial intensidad durante la noche, derribó gran número de árboles y antenas y provocó la caída de farolas, toldos, marquesinas, así como de numerosas tejas de edificios del centro y de los barrios de la capital aragonesa. En el pasaje de las Cigüeñas, en el barrio de San José, los Bomberos tuvieron que asegurar una barandilla que corría peligro de derrumbe.

"No hemos parado en ningún momento, pero afortunadamente no hay que lamentar daños personales", señaló ayer un portavoz de Bomberos que explicó que algunas de las salidas se debieron a escapes de agua y a la quema de contenedores.

"Nuestro trabajo ha consistido la mayor parte de las veces en retirar de la calzada los árboles derribados por el viento, aunque en algunos sitios, debido a que era imposible moverlos por su peso, ha habido que trocearlos con sierras eléctricas", manifestó la misma fuente.

La avenida de Cataluña, el antiguo cámping Boalar y los barrios de Las Fuentes y Delicias fueron de las zonas urbanas más afectadas por los vientos, que según fuentes del Centro Meteorológico Zonal del Ebro pueden seguir siendo localmente intensos durante el día de hoy en distintos puntos de Aragón, entre ellos el valle del Ebro.

El vendaval, que también se dejó sentir en algunas zonas del Pirineo oscense, tiró varios árboles en el parque Grande. En la calle Villa de Cetina, que atraviesa la zona verde zaragozana, un tronco se desplomó sobre un coche sin causar daño a sus ocupantes. Otro árbol tuvo que ser retirado de la calle de Sariñena para que no interrumpiera el tráfico rodado.

La Policía Local debió emplearse igualmente a fondo para retirar de la calzada de calles y avenidas numerosas ramas caídas de los árboles y que dificultaban el paso de vehículos, según indicaron fuentes del Ayuntamiento de Zaragoza.

El pasado 13 de septiembre, una tormenta de verano de diez minutos de duración que cayó sobre las ocho de la tarde derribó decenas de árboles en Zaragoza.