Las restricciones de movilidad por el coronavirus y las vigilancias que iban aparejadas no fueron obstáculo para que José Luis Ariza López, condenado por intentar matar a un zaragozano mientras disfrutaba de un permiso, no solo disfrutase de cuatro meses en condición de fugitivo, sino que ha decidido cambiar hasta de prisión.

Este joven cumplía condena en el centro penitenciario de Zuera, pero desde septiembre estaba en paradero desconocido cuando aprovechó su salida de la cárcel. La Audiencia Provincial de Zaragoza se enteró y emitió una orden de busca y captura a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que ha quedado caduca.

Ariza decidió presentarse en el centro penitenciario de Huelva, donde quedó ingresado. Una situación que la dirección de esta cárcel ha comunicado a las autoridades para que le dejen de buscar. A Ariza le quedan por cumplir 3.049 días de condena de los 4.377 iniciales por los delitos de homicidio, lesiones y tenencia ilícita de armas.

Un preso al que Instituciones Penitenciarias no califica de peligroso, si bien pero ha decidido no regresar y la Audiencia Provincial de Zaragoza acaba de emitir una orden de busca y captura que ya está en manos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional.

Pero de este intento de homicidio no solo salieron condenados los dos hermanos, sino no solo salieron condenados los dos hermanostambién el Estado. La Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional dio un tirón de orejas al Ministerio del Interior y le obligó a indemnizar a la víctima del suceso, tal y como reclamaba el abogado penalista José Cabrejas. Durante el juicio ya lo intentó pero la Audiencia de Zaragoza no consideró que Instituciones Penitenciarias fuera responsable subsidiario del tiroteo.

La Audiencia Nacional dio la razón al herido de bala, quien planteó que la agresión pudo haberse evitado si no les hubieran dejado salir de la cárcel. Su abogado aseveró que conceder el tercer grado a José Luis Ariza fue «precipitado», debido a que no había dado muestras de arrepentimiento con respecto a la víctima del homicidio por el que estaba internado.

Este caso resuelto coincide con la detención ayer de Bryan Jiménez en Borja, a quien la Guardia Civil buscaba por considerarle un «peligroso delincuente». Sobre él pesaban una veintena de requisitorias, tres de ellas para que ingresara en prisión. Al igual que Ariza, no es la primera vez que huía de la acción judicial, puesto que, tal y como adelantó este diario, en el 2018 había sido detenido después del intento de homicidio de un joven en un parque de Zaragoza al que le asestó dos puñaladas en el abdomen que casi le matan. De hecho, para el instituto armado «el miedo a un ajuste de cuentas» podría también estar detrás de que no quisiera que nadie supiera su paradero.

Entre sus antecedentes policiales destacan delitos como malos tratos, robos, receptación, extorsión, amenazas, estafas y un homicidio en grado de tentativa, entre otros. Tras su arresto, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Tarazona acordó su inmediato ingreso de prisión. Su primera salida será a finales de este mes para un juicio por robo en una nave de Movera.