La basílica menor de Santa Engracia, en Zaragoza, acogió este martes el funeral ‘corpore insepulto’ del exgeneral de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, que murió en un hospital de la capital aragonesa el pasado sábado por covid-19.

Fue una de las piezas fundamentales de la lucha contra ETA al frente de la comandancia de Intxaurrondo que detuvo a 800 personas vinculadas con la banda terrorista y desarticuló 90 comandos, pero su condena por el caso Lasa y Zabala a manos de los GAL empañó su carrera e hizo que perdiera la condición de miembro del instituto armado. Su funeral fue como si aún perteneciera al cuerpo y sus familiares estuvieron acompañados por decenas de excompañeros como el general jefe de la Guardia Civil en Aragón, Carlos Crespo, entre otros.

El templo zaragozano completó aforo de ciudadanos que incluso que reconocían no conocerle de nada pero querían mostrar sus respetos por la lucha contra ETA. En todo momento se respetó la limitación de asistentes por la pandemia.

El fallecimiento de Rodríguez Galindo fue lamentado por muchos miembros del instituto armado en la intimidad y de forma pública por asociaciones profesionales como Jucil, que tuiteó un descanse en paz, o la Unión de Oficiales de la Guardia Civil, que destacaron que «hizo frente junto a sus hombres al terrorismo y la barbarie de ETA, a su muerte aquellos cuyo coraje jamás ha sido puesto a prueba aprovecharán para desprestigiar su nombre...».

También hubo palabras de cariño por parte de dirigentes de Vox. La portavoz adjunta en el Congreso, Macarena Olona, escribió «Que la tierra te sea leve, mi General. Hoy, más que nunca, Intxaurrondo en nuestro corazón. El perfil oficial de la formación también lo hizo. Por contra, el colectivo de víctimas del terrorismo del País Vasco, Covite, consideró «indigno» que elogie la figura de Galindo. «De la misma manera que las víctimas de ETA se sienten humilladas cuando se homenajea a los etarras, las víctimas de los GAL también se sentirán así cuando lean este mensaje», señalaron