Resultaba curioso el entorno... Y hasta la mezcla de ingredientes. El escenario era el polígono Alcalde Caballero de Zaragoza que así, visto de lejos, parece tener poco de poético. En ese lugar, presentó el artista David Callau sus últimos trabajos. Autor de Cambrils (cuyas esculturas de gran formato, de hecho, lucen impresionantes en pleno paseo Marítimo) pero afincado en los últimos meses en Zaragoza (después de que su obra haya recorrido unos cuantos lugares de este mundo). Su aventura le llevó a conocer al productor Carlos del Río, a que este le cediera un plató para que lo convirtiera en taller y a comenzar a crear allí nuevas colecciones. Las mismas que presentó este jueves, en una fiesta que era pura fusión.

Protagonizaba la sala una de las obras de gran formato de Callau (diez por dos, nada menos). Y, para sazonar, piezas audiovisuales sobre una gran pantalla, cava. Y, por supuesto, invitados ad hoc, incluyendo muchos nombres del mundo del arte. La premio Goya Julia Dorado, Martínez Tendero y Aurora Charlo... Y también Antonio Rodes, gerente de la Asociación de Padres de Niños Oncológicos (Aspanoa), admirador de Callau y gran apasionado del mundo de la plástica (donde, además, ha cosechado grandes amigos, a través de la exposición solidaria que organiza hace dos décadas esta entidad).

La guinda tuvo forma de espectáculo musical, con la bailarina Carlota Benedí, el violín de Natalia Vedzuaneyeva, la soprano Olena Panasuck, Ignasi González y Montse Foch. Un marco perfecto para admirar el talento creativo. Para sentirlo y vivirlo. Para disfrutar por amor al arte...