El 70% de la población sufre picores en los ojos, enrojecimiento de las pupilas y visión borrosa, situaciones que muy a menudo derivan en dolores de cabeza y malestar general, debido a un uso excesivo y sin interrupción de las pantallas de ordenador, consolas, móviles, televisores y otros dispositivos electrónicos. Todos estos síntomas, característicos del llamado Síndrome Visual Informático (SVI), han aumentado exponencialmente en los últimos años, sobre todo entre la infancia y la juventud, que son justamente las edades más sensibles.

"El sistema visual humano durante todos estos año se ha ido especializando para una visión lejana y cercana. Desde hace 60 años se está produciendo un aumento continuo de la visión más próxima, sobre todo desde hace 20 años con los numerosos sistemas electrónicos, cuya luz directa de la pantalla recae en los ojos", explicó Fernando Villacampa, presidente del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Aragón.

"El Síndrome Visual Informático es pasajero, pero produce una serie de molestias como pesadez o somnolencia, trastornos visuales como dificultad a la hora de percibir los caracteres en una pantalla o la visión doble, y también síntomas extraoculares como vértigos, dolor de cabeza, ansiedad, desasosiego o molestias en nuca", añadió Villacampa. Todo ello, prosigue el especialista, es el resultado de un tiempo excesivo ante la pantalla.

RECOMENDACIONES

Lo recomendado es no pasar de las dos horas diarias, pero como eso es "imposible", como bien reconoce el director aragonés, para buena parte de las personas que trabajan en oficinas. "Existe un decálogo de acciones que si lo cumplimos a rajatabla es seguro que las molestias desaparezca parcialmente", añade Villacampa. Entre ellas resalta la "necesidad" de alternar la visión entre un objeto cercano y otro lejano, realizar una pausa de 5 minutos cada hora y parpadear continuamente. "Normalmente parpadeamos 25 veces por minuto, pero ante un ordenador se hacen solo entre 5 y 10 parpadeos. Eso supone que no se distribuya una lágrima nueva, porque la que hay se evapora y entonces aparece el picor", argumenta Villacampa.

Otra de las recomendaciones es regular el uso y contraste de la pantalla del ordenador o posicionarse a 60 centímetros de distancia del ordenador con la pantalla del mismo en una situación inferior al eje visual.

La alfabetización y luego las nuevas tecnologías han ocasionado un cambio radical en los hábitos de visión. Según una reciente encuesta del colegio profesional de Optometristas de Cataluña, los menores de 30 años son los que más tiempo pasan ante pantallas (de todo tipo), con una media de 10 horas diarias, y a continuación se sitúa las franjas de edad de 31-45 años (9,3 horas) y de 46-60 años (8,3).

Sin embargo, incluso los mayores de 60 pasan una media de 3,8 horas diarias, superior a las dos recomendadas. "Está claro que una persona de 70 años está menos expuesta que un joven al que, desde niño, ya se le compra una tablet. Creo que se hace un buen uso de las tecnologías, pero que muchas veces se convierte en un exceso de las mismas. No tenemos más remedio que utilizarlas, por el mundo en el que estamos, pero hay que poner todos los medios posibles para paliar situaciones de fatiga y cansancio", añadió Villacampa.

SOBREESFUERZO

Las pantallas obligan a los ojos a hacer un "sobreesfuerzo constante" en unas condiciones que muchas veces se traducen en una sobrecarga. La luz es "directa" en ordenadores, móviles y tablet, mientras que en los ebooks "hay menos problemas" porque se trata de tinta electrónica. Otro de los componentes que visualmente afecta "negativamente" a la retina es la luz azul que irradian los leds. "Es un ahorro energético y económico, pero visualmente puede provocar patologías visuales", consideró Villacampa.

En este sentido, Jorge Ares, profesor del Grado de Optometría de la Facultad de Ciencias de Zaragoza, señaló que "de momento no hay nada concluyente", pero "existen investigaciones que apuntan que si nos exponemos a recibir luz led, similar a la del principio del día, se están alterando los ritmos del cuerpo para sus actividades fisiológicas", añadió.

En el caso de las personas que usan lentillas, Ares incidió en la "necesidad" de buscar el confort. "Cuando son lentes nuevas es una maravilla, pero cuando pasan los días el ojo es como si fuera el de una persona mayor y hay que cambiarlas", dijo.