El zaragozano polígono de Cogullada puede tener una segunda oportunidad, que pasaría por su modernización tecnológica y la mejora de sus infraestructuras. Con una posición privilegiada, al estar integrado en la ciudad y bien comunicado con la autopista A-2 y la Z-30, podría convertirse en un referente de logística de proximidad, conocida como última milla, de movilidad eléctrica y de energías renovables. En definitiva, su futuro depende que pase de ser una zona industrial consumidora de energía, a un espacio de producción y suministro.

Esta es la propuesta en la que están trabajando Belinda López y Enrique Cano, coordinadores del equipo de expertos de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) que, a través de un convenio de colaboración firmado con el Ayuntamiento de Zaragoza, tienen por delante la encomienda de elaborar una propuesta para regenerar el polígono de Cogullada, en continua decadencia y con un alto riesgo de consolidarse como «trasera» de la capital aragonesa por la desvalorización del mismo.

NULA INVERSIÓN

Tras un primer análisis, explican que presenta problemas esenciales que para salvarse necesitan de la implicación del consistorio, como es el mal estado de sus instalaciones, producto de la nula inversión en materia de conservación. Además del deterioro de sus edificios y parcelas, Cogullada carece de infraestructuras respetuosas con el medio ambiente y de alternativas de movilidad sostenible ya que, a pesar de estar inmerso en la escena urbana, solo se puede acceder con vehículo privado.

Por otro lado, las nuevas actividades que se han puesto en marcha son de «poco» valor añadido. La alta concentración de empresas que existe en el polígono no se ha traducido en una colaboración interempresarial, de manera que no hay espacios compartidos, sin olvidar que ha sido escenario de fenómenos especulativos que han acabado con parcelas sin urbanizar.

Con este análisis como punto de partida, los coordinadores del proyecto están desarrollando una estrategia para el proceso de regeneración urbana a corto y medio plazo que pasa por su modernización y por la implantación de empresas tecnológicas punteras centradas en la movilidad sostenible y la creación de energía fotovoltaica que permita al polígono pasar de ser consumidor de energía a producirla, siempre de forma sostenible.

Partiendo de que en Cogullada hay una gran concentración de concesionarios, proponen que se abran a nuevos operadores de logística relacionados con la evolución del coche eléctrico y que se convierta en una nueva plataforma para empresas distribuidoras de carsharing, en pleno apogeo, y de recarga de vehículos.

EL FUTURO

Teniendo en cuenta su ubicación, en la Margen Izquierda, en plena trama urbana y con buenas conexiones a los distintos distritos, en su estrategia incluyen la posibilidad de adecuar la zona para que pueda centralizar la logística de proximidad y contenedorización, con un uso del vehículo ultrasuficience en el reparto urbano. Es decir, que sea un centro de encuentro para las distintas empresas de paquetería de la ciudad.

Para conseguirlo, es esencial que se actualicen y mejoren las infraestructuras y los viales para facilitar la economía circular. Para ello, sería necesario que se fortalecieran las conexiones y la relación con la ciudad, para lo que habría que incluir a Cogullada en el futuro Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS). López y Cano, además, proponen que se estudien otros posibles usos compartidos compatibles con la actividad principal del polígono, como un centro de negocios. Una estrategia que para que funcione requiere de una inversión que modernice el polígono y que facilite la implantación de empresas tecnológicas.

LOS EXPERTOS: El equilibrio entre la oferta y la demanda

La Federación de Polígonos de Empresarios de Aragón (Fepea) centra el debate sobre los núcleos industriales en la demanda y la oferta. Según su vicepresidente, Carlos Marquina, es necesario que exista una colaboración público-privada para que «el tremendo potencial» del tejido industrial de Zaragoza pueda resurgir. Según explicó, se construyeron demasiados polígonos y ahora es muy complicado que todos funcionen, así que el futuro pasa, según dice, por la reconversión. «Hay un exceso de oferta y demanda», comenta. Además, con una ausencia de inversión en su conservación tan duradera, ahora, asegura, hay que invertir mucho dinero para mejorar su imagen. Por ello, desde Fepea quieren impulsar una ley para que la responsabilidad del mantenimiento de los polígonos sea compartidos entre empresas y Administraciones.