En torno a una larguísima mesa en la sala de columnas del edificio Pignatelli de Zaragoza, la sede del Gobierno de Aragón, se reunió ayer un grupo de expertos en la primera sesión del Consejo del Futuro de Aragón, un órgano asesor que constituye la primera acción tangible del Proyecto Ebro 2030 de la DGA.

El papel de este panel de eminencias, al que seguirán otros, ha de ser analizar los problemas y retos, actuales y futuros, de la comunidad y proponer vías de solución y desarrollo. Y sus aportaciones a lo largo de la mañana fueron tan heterogéneas y deslavazadas, desde el tratamiento de purines de los cerdos a los iminentes ciborgs, que el resultado de la experiencia puede ir desde una genialidad hasta un completo despropósito.

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, pareció confiar en lo primero, al declarar que es «un instrumento del que esperamos mucho».

En síntesis, el presidente expuso que, en un territorio no especialmente beneficiado geográficamente -«en el reparto de la Corona de Aragón no nos tocó el mar», bromeó-, con poca población y materia prima, los «nuevos paradigmas» que se adivinan en el futuro inmediato, por los que la posición de la comunidad pasa a ser estratégicamente beneficiosa (como en logística) y el conocimiento puede pesar más que la riqueza, abren grandes oportunidades para Aragón.

Para tratar de potenciarlas, el Gobierno de Aragón impulsa desde mediados del año pasado la Estrategia Ebro 2030, a caballo entre el legado de la Expo 2008 en cuanto a liderazgo internacional en cuestiones de agua y los 17 Objetivos de Desasarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU para dentro de 11 años, que incluyen el agua pero también la paz, la igualdad de género o el hambre cero, entre otros.

Los ejes más concretos de la estrategia aragonesa se basan en crear un plan de desarrollo sostenible tomando como eje el Ebro, aprovechar los espacios del recinto Expo (como los anunciados centros de investigación de FP en el Pabellón de España o el Mobility City en el Pabellón Puente) y recuperar una agenda internacional de actos de alto nivel relacionados con el agua y la sostenibilidad en Zaragoza, como lo fueron con la Tribuna del Agua, tanto en la Expo como años después.

Y para comenzar a gestar el plan de sostenibilidad tuvo lugar la jornada de ayer en la que, casi en forma de tormenta de ideas, los expertos fueron aportando su visión del futuro y las potencialidades de Aragón y los retos de la comunidad y del mundo, desde lo más tangible a lo más metafísico. Fueron 17, como los ODS, contando con Lambán, el comisionado para la Economía del Conocimiento e Innovación, Fermín Serrano y el director general de la Oficina Alta Comisionada para la Agenda 2030 del Gobierno de España, Federico Buyolo. Además del público, que incluía desde consejeros de la DGA a agentes sociales y empresariales.

Los otros 14 expertos aportaron desde su experiencia en contro de la calidad de aguas hasta energías sostenibles, pasando por la gestión de purines o las investigaciones punteras en sistemas complejos de Aragón. Varios añadieron ideas aparentemente ajenas al debate, aunque por las mecánicas de estos encuentros -y las mesas de debate más específicas desarrollada por la tarde- puedan encontrar encaje en los resultados finales. Fue el caso de Antoni Gutiérrez, de la consultora de comunicación política Ideograma, que apostó por «cambiar la mirada» sobre los problemas. Más ampliamente los contempló el activista Gonzalo Fanjul, que disertó sobre los retos migratorios que se incrementarán con los desplazados climáticos, y la necesidad de mejorar y liberalizar la movilidad geográfica.

Varios ponentes incidieron en la necesidad de no solo analizar y dar salida a los problemas actuales, sino adelantarse a los futuros. Por ejemplo, plantearse si hay que dar prioridad a la gestión de residuos animales cuando en el futuro quizá no nos alimentemos principalmente de ellos (ya hay desarrollos de carne artificial). El que más llamativamente lo expuso fue el ingeniero David Cuartielles, de la universidad sueca de Malmö, quien vaticinó que estamos muy cerca de ser ciborgs al aceptar implantes tecnológicos y quizá los problemas de los ciborgs no sean los mismos que los de los humanos.

Víctor Viñuales, director de Ecología y Desarrollo (Ecodes) y experto en la Agenda 2030 de la ONU, enmarcó la necesidad de un plan de sostenibilidad con diversos ejemplos aragoneses de afecciones medioambientales (desde la desaparición de los glaciares a la de las ranas del Lugarico de Cerdán), y apostó por las transiciones justas.

En esta línea, la arquitecta Patrizia Dimonte expuso diversos proyectos de regeneración de comarcas como cuencas mineras alemanas (en el Rhur) o del norte de Italia, y resumió un plan parcial para convertir el Ebro en un radio de 50 kilómetros de Zaragoza en un gran parque generador de empleo e innovación.