En pleno invierno, muchos aragoneses ya padecen estos días el primer brote fuerte de alergia: el polen del ciprés. El buen tiempo ha permitido la floración intensa de arizónicas y cupresáceas y la solución, un año más, vuelve a ser echar mano de las gafas de sol, de los pañuelos y de seguir una serie de recomendaciones para evitar las afecciones. «El que es alérgico ya sabe que tiene que tomar la medicación a los primeros signos que tenga», explicó el alergólogo aragonés Ignacio Pérez Camo. «También se recomienda estar pendiente de los paneles o páginas informativas para saber los niveles de concentración del polen, así como viajar con las ventanillas del coche subidas y no estar cerca de parques para evitar el contacto del polen con boca, nariz y ojos», añadió el responsable de la sección de Alergología del Royo Villanova.

Además de cuidar las rachas de viento y protegerse de las mismas con gafas y mascarillas, Pérez Camo añadió que «pueden desencadenarse crisis intensas» si los síntomas persisten y son muy fuertes. «Se dan casos de gente que desconoce que es alérgica y acaban en urgencias», dijo. A. LAHOZ