La laguna de Gallocanta se prepara para asumir, a partir del 2005, un proceso de transformación encaminado a fortalecer la zona desde el punto de vista ecoturístico, preservando sus recursos naturales y haciendo compatible esta actividad con la ya tradicional de la agricultura y la ganadería.

El consenso alcanzado recientemente entre los municipios, los sindicatos agrarios, los representantes de la propiedad privada y el Gobierno de Aragón se plasmará en un atractivo proyecto de desarrollo para el territorio. Una nueva gestión para uno de los lugares más afectados por la despoblación en la comunidad, que ha comprobado en pocos años cómo la llegada de las grullas atrae a una cantidad cada vez mayor de aficionados y amantes de la naturaleza.

El cambio de mentalidad que han experimentado los vecinos de Bello, Berrueco, Las Cuerlas, Gallocanta, Santed y Tornos ha permitido desatascar en el 2004 el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de la laguna. Una iniciativa de protección que llevaba más de quince años de desencuentros y de una potente contestación social, y que pretende declarar la laguna como reserva natural.

"Nuestro talante es negociador, pero existen limitaciones que deben ser compensadas. La figura de reserva natural obliga a una serie de restricciones en el laboreo tradicional, como pueden ser los abonos químicos, que limitarán la actividad", afirmaban este martes los alcaldes de los municipios afectados tras mantener una reunión con el consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné, en el centro de interpretación de la laguna.

Gallocanta está protegida desde 1985 como refugio nacional de caza; desde 1987 es Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA); refugio de fauna silvestre desde 1995, y desde 1994 está incluida en la lista de humedales de importancia internacional, dentro del convenio Ramsar.

Casi toda la población occidental de grulla común, que asciende a unos 70.000 ejemplares, utiliza este humedal como área de descanso en sus migraciones anuales. Un espectáculo excepcional que ha obligado a controlar la llegada, también masiva, de los visitantes mediante la construcción de una serie de observatorios unidos por un sendero del que está prohibido salirse.

Singularidad

Esta singularidad --y el cambio de talante de su población-- ha hecho que el Departamento de Medio Ambiente de la DGA se decidiera por Gallocanta --junto con los tres parques naturales aragoneses, que son la Sierra de Guara, Moncayo, y Posets-Maladeta-- para dotarle de una inyección económica extra, propiciada por los cambios de gestión de los espacios naturales que se pondrán en marcha en el 2005.

Una modificación que es consecuencia de la reciente sentencia dictada por el Tribunal Constitucional sobre el Parque Nacional de Ordesa, que confirma que la gestión de los espacios naturales es de las comunidades autónomas. Y que ha llevado a la DGA a elaborar la Ley de Medidas Urgentes de Medio Ambiente, que se aprobará a final de año.

"A los 180.000 euros que anualmente se destinan para la conservación natural, se sumarán el año próximo otros 240.000 euros para el desarrollo socioeconómico del lugar", avanzó Alfredo Boné en la visita que el martes realizó a la laguna.

La Ley de Medidas Urgentes apuesta también por sustituir a los directores de los espacios naturales

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