Ganaderos de Monegros agrupados en un plataforma denunciaron el pasado domingo un nuevo ataque del lobo, en esa ocasión a un reba-ño en el que perecieron 10 ovejas. Desde hace dos años, un cánido que se cree que ha llegado desde Italia ha protagonizado diversos ataques a las reses que se encuentran en el monte, lo que ha puesto en alerta al sector ganadero, que reclama a la Administración autonómica que tome medidas. Sin embargo, la Diputación General de Aragón señaló ayer que los afectados deben extremar las precauciones y que las ovejas atacadas se hallaban sueltas.

Asimismo, recordó que se han habilitado distintos sistemas de ayuda para compensar por las pérdidas que puedan causar los ataques de los cánidos. En este sentido, en el pasado año se han concedido subvenciones por valor de 450.000 euros. La Administración, por otro lado, aconseja el uso de vallados especiales para mantener a raya a los depredadores, algo que ha sentado muy mal en el sector ganadero, ya que mantiene que los dueños de los rebaños toman todas las precauciones posibles para evitar pérdidas, pero que, a veces, cuando se trata de explotaciones con centenares de animales la vigilancia se vuelve muy complicada.

Las asociaciones ecologistas han tomado parte en el debate generado por la llegada del lobo a Aragón, de donde había desaparecido ya a finales del siglo XIX. Desde su punto de vista, al igual que ocurre en Asturias y Castilla-León, deben tomarse medidas que favorezcan la protección de la especie. Pero los ganaderos ven la cuestión de forma muy diferente, pues consideran que el lobo constituye un grave peligro para la rentabilidad de sus ganaderías. Para reforzar su punto de vista apuntan que en los ataques que realizan los cánidos no solo mueren las ovejas que sufren las dentelladas, sino que muchas otras se despeñan o se pierden y las que están a punto de parir sufren abortos, con lo que el montante de las pérdidas se dispara hasta hacer inviable la actividad.