Tampoco es tan tremendo que entre las nacionalidades, comunidades, regiones, ciudades autónomas, provincias, comarcas y municipios de las Españas andemos (dentro de un orden) pugnando por quién la pilla mejor (o sea, la pela y la capacidad de decisión). Que vivimos en un país diverso y desigual lo demuestran los actuales sueldos de los maestros. Los de Navarra ganan más que el resto, cosa que no debe extrañarnos pues los navarros han tenido la envidiable habilidad de colar su singularidad foral a través de dictaduras y democracias. Y les ha ido muy bien, claro que sí.

Tal vez seamos parecidos, pero estamos en sitios diferentes. Es muy lógico que cada cual tire para su propia casa. Y cuando el PP decía aquella bobada de que sus propuestas eran las mismas en todas las comunidades, lo que estaba diciendo en realidad es que había logrado convencer a su canela militancia aragonesa para que tragara con un trasvase hecho a la medida de los enormes intereses inmobiliarios del Levante. Pero eso no es igualdad ni solidaridad, sino otra cosa bien distinta.

Cataluña vuelve a la carga reclamando que le alivien el déficit sanitario y que le mejoren las infraestructuras. Ibarra replica hecho un basilisco. Lo hace así no sólo porque el extremeño sea más español que Don Pelayo o por agradar a su propia parroquia electoral, sino porque dando la bronca está reclamando una parte de lo que se reparta. "Si les dais a los catalanes, a mí también me tendréis que dar para taparme la bocaza", viene a decir.

En Aragón los jefes regionales han tenido siempre la obsesión de no dar mal a la más alta superioridad, actuar con la mayor austeridad posible y procurar mirar mucho por España entera. Creo que a menudo esta actitud no es virtud política, sino signo de poquedad y falta de audacia. Porque si al hacer tan bien las cosas no somos bien premiados, lo que en realidad pasa es que estamos ahorrando aquí para pagar los gastos que hacen allá. Y luego, encima, cuando nos oponíamos al trasvase nos llamaban insolidarios y qué sé yo cuantas barbaridades más. Aquí nos hace falta salir a ganar. Respetando las reglas del juego... pero a ganar.