Los vehículos con motor de gas, en sus diferentes versiones (GLP, GNC o GNL), toman posiciones en la carrera de la industria automovilística por una movilidad más sostenible. No cabe duda de que los eléctricos o los de hidrógeno les toman la delantera en cuanto a ecológicos al tener cero emisiones, pero la penetración del gas en el mercado está cogiendo músculo debido a que estos sí están al alcance del bolsillo de una familia con un poder adquisitivo medio, cosa que no ocurre con los de batería.

Las ventas en Aragón de los coches, furgonetas o camiones con estos combustibles alternativos crecen a buen ritmo, hasta engrosar un parque de casi 3.000 unidades. Al calor de este empuje, se están expandiendo en la comunidad nuevas infraestructuras para repostar. Empresas como Redexis, Repsol o la aragonesa Zoilo Ríos están detrás de algunos de estos proyectos de inversión.

Los modelos bifuel, llamados así porque cuentan con un depósito secundario de gasolina, se encuadran bajo la etiqueta ambiental Eco de la Dirección General de Tráfico (DGT), un distintivo que ofrece ventajas como la ausencia de restricciones para circular en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona.

Dentro de este segmento existen dos tipos bien diferenciados en función del carburante que usan. Por un lado, están los vehículos de gas natural comprimido (GNC), el mismo que se utiliza en gran parte de los hogares para alimentar la caldera, pero en este caso almacenado en botellas a alta presión. Existe además una variante líquida —en lugar de gaseosa— de este mismo hidrocarburo, el GNL (gas natural licuado), utilizado para transporte pesado de larga distancia. El otro grupo es del gas licuado del petróleo (GLP), conocido comercialmente como autogas, un producto también líquido muy extendido en muchos países de Europa y que ahora está ganando terreno en el mercado español.

El que más ventajas medioambientales ofrece es el de gas natural. Reduce hasta casi cero las emisiones contaminantes sobre calidad del aire -azufre y partículas ambientales (PM)- y un 85% las de dióxido de carbono (NOx). En cuanto a las emisiones que afectan al calentamiento global, las de CO2 son un 25% menores. Desde el punto de vista económico también resulta atractivo, ya que su precio de venta es similar a uno convencional y el ahorro de combustible es del 30% respecto al diésel y del 50% en relación a la gasolina.

«Aparte de ser ecológico es económico, lo que no ocurre con otras soluciones como los eléctricos», destaca Miguel Mayrata, director de Diversificación de Negocio de Redexis, una de las empresas que más está apostando por este carburante en España, donde es uno de los principales operadores del sector gasista.

«Es la única alternativa limpia para el transporte pesado por carretera y marítimo», destacan desde Gasnam, la asociación empresarial que promueve el uso del gas natural en la movilidad de España.

ESCASA INFRAESTRUCTURA

El mayor obstáculo para el desarrollo del GNC o GNL es la escasez de estaciones para repostar, aunque esto poco a poco dejará de ser un inconveniente. En Zaragoza y su entorno hay actualmente tres gasineras: una de Endesa, ubicada en la cooperativa Auto Taxi; otra de Ham, en Alfajarín (polígono El Saco); y la tercera de Vía Gas, en el kilómetro 328 de la autovía A-2. Esta última fue la primera que abrió, en el 2013. «Cuando empezamos era una apuesta incierta, había poca cosa, pero ahora hay mucho movimiento, la demanda crece cada año tanto en camiones como en coches», dice Ramón Pascual Lapeña, director técnico de Vía Augusta, empresa transportista que puso en marcha la estación.

En los próximos dos años hay proyectadas cinco nuevas gasineras en la capital aragonesa, que se situará así entre las ciudades españolas con más estaciones por habitante. Tres de estas están impulsadas por Redexis en alianza con Cepsa y la primera apertura se producirá este mismo mes en la cooperativa de Auto Taxi, donde se ultiman las obras. Por su parte, Zoilo Ríos abrirá dos puntos más de recarga en la primavera del 2020, que se situarán en las estaciones El Cisne y Los Ibones (de nueva creación).

El despegue del GNC está, por tanto, en una fase inicial pero prometedora. Las cifras de su implantación en Aragón son discretas, ya que el 85% de las ventas se concentran en Madrid y Barcelona, donde hay una mayor red para repostar. Hasta agosto había en Aragón un parque de 99 vehículos con este combustible, un 52% más que hace un año (65), según la DGT. A nivel nacional se ha pasado de 5.000 unidades en el 2016 a las 19.000 actuales.

REPSOL TIRA DEL AUTOGAS

Por su parte, el GLP vive un apogeo aún mayor. Este derivado del petróleo también presenta ventajas medioambientales respecto a los combustibles convencionales: reduce un 68% las emisiones de NOx, un 14% las de CO2 y hasta en un 100% las de partículas. El coste del vehículo es similar al de los de un motor estándar y existe la posibilidad de adaptar uno de gasolina a bifuel con GLP en un taller especializado por unos 1.200 euros.

«Es una solución real de hoy gracias a la amplia red de puntos de repostaje disponibles y a qué es asequible para todos los conductores», destaca Estibaliz Pombo, responsable de autogas de Repsol, quien considera que es el combustible sostenible «más madura» del mercado.

En España hay 670 estaciones que sirven GLP, una categoría que lidera Repsol, con 403 puntos de venta. En Aragón hay 16, de las que 12 son de esta compañía. Esta importante red de carga explica la buena marcha de las ventas. En los ocho primeros meses del 2019 se matricularon en Aragón y en España más vehículos de autogas que en todo el año pasado. En concreto, en la comunidad se vendieron 500, un 83% más respecto al mismo periodo del 2018 (272), siendo el modelo alternativa que más crece en términos absolutos.