--¿Cree que se habla mucho de la convergencia de todos los sistemas europeos pero ni nos imaginamos la revolución que se va a producir de aquí a unos años?

--Empezamos a imaginarlo. En estas jornadas sobre el Espacio Europeo de Educación Superior, la presidenta del Consejo Social de la Universidad de Zaragoza me formuló una pregunta muy interesante. "¿Son conscientes las comunidades autónomas del reto que supone esta convergencia?". Efectivamente, cualquier cambio precisa financiación, y uno como éste, mucha más.

--¿Y son conscientes las comunidades autónomas?

--Tienen que empezar a serlo, porque no hay que olvidar que hay que sacar adelante esta nueva estructura y hay que hacerlo a precio público, incluidos los cursos de posgrado, es decir, los actuales másters y programas de doctorado. Los gobiernos autónomos tienen que sentarse tranquilamente y planificar con cuidado este espacio europeo, porque es el escenario del futuro.

--Pero los gobiernos autónomos también se preguntarán: "¿Por qué tenemos que costear nosotros estos cambios y para qué?".

--Por la misma razón que ya unificamos nuestra moneda. Ahora toca armonizar los estudios superiores para que los europeos seamos más competitivos de cara al exterior. Y los gobiernos tienen que tener muy claro que no se puede cambiar de arriba abajo el sistema universitario con un coste cero. Además, no sólo va a ser costoso para las administraciones. Al profesorado también le va a suponer un esfuerzo cambiar su metodología.

--El objetivo es que los alumnos aprendan, no que los profesores enseñen. ¿De verdad cree que esta meta tan utópica va a alcanzarse?

--Claro, pero todo no va a conseguirse ni en un año ni en cinco. Se trata de ir avanzando poco a poco, y el primero que es consciente es el propio profesorado, porque experiencias de este tipo ya se han desarrollado en España.

--¿Tenemos estudiantes preparados para estos cambios docentes?

--Los alumnos a menudo son pasivos porque los hemos hecho así. Saber que van a ir a clase a tomar apuntes y que en muchos casos eso va a ser suficiente para aprobar no es estimulante. Desde luego van a tener que trabajar más, pero de una manera más organizada. No se podrá hacer ningún cambio sin la participación activa de los estudiantes.

--¿Cómo será un día de clase en ese Espacio Europeo de Educación Superior?

--Se trabajará en grupo, habrá más actividades, horas de estudio... Por supuesto habrá clases magistrales, pero menos, y la evaluación no se limitará a un examen final.

--¿Los posgrados serán más accesibles económicamente?

--Tienen que ofrecerse a precio público. Cada comunidad autónoma decidirá lo que cuesta un crédito de grado y de posgrado.

--¿Qué va a pasar con las escuelas universitarias cuando desaparezcan las diplomaturas?

--Impartirán títulos de grado. No tiene por qué pasar nada. Pero cada universidad tiene que decidir lo que quiera con sus propias escuelas.

--Los cuerpos de la Administración tendrán que adaptarse, ¿no?

--La Administración tendrá que reordenarse en función de los nuevos títulos, decidir qué categoría le dan a estos nuevos títulos.

--¿Cuál va a ser el papel de la ANECA en este proceso?

--Nosotros vamos a acreditar los estudios una vez implementados. Informaremos al Gobierno sobre la puesta en marcha de cada título y posteriormente los evaluaremos para saber si cumplen con los indicadores fijados de antemano.

--¿Cuándo vamos a estrenar este Espacio Europeo en España?

--Según el Gobierno, a partir de marzo del año que viene se podrá iniciar el proceso, ya que algunos títulos de grado dispondrán del dictamen pertinente. A partir de esa fecha, habrá un plazo de tres años para que los centros modifiquen sus planes de estudio.

--¿Cree que se corre el peligro de que este proyecto tan ambicioso se quede a medio camino?

--Existe el peligro, pero en este proyecto están metidos 40 países europeos, es decir, que la cosa es seria.