La seguridad de la presa de Yesa sigue puesta en duda. Un nuevo informe de los geólogos de la Universidad de Zaragoza redactado por Antonio Casas y Antonio Aretxabala reitera que la infraestructura "está cogida con pinzas" y recuerdan que se mueve entre 2 y 4 milímetros al mes. Y eso independientemente del riesgo sísmico que se pueda producir en sus alrededores, como quedó patente en las últimas semanas. Por eso piden más estudios que permitan extraes conclusiones concluyentes o descartar de forma definitiva la instalación al considerar que el presupuesto "se ha desmadrado".

El documento sobre la estabilidad de la ladera derecha del embalse, vinculado a la fundación Nueva Cultura del Agua, critica a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) por jugar al "ensayo y error" sin pensar cómo funciona el deslizamiento, según indicó el investigador del departamento de Ciencias de la Tierra, Antonio Casas. "Da la impresión de que la obra está decidida y es una cuestión de pundonor terminarla", señaló al evidenciar que no se están poniendo límites ni de tiempo ni de dinero para completar el recrecimiento. Por eso reclaman encargar un nuevo estudio "más completo" a pesar de que no creen que añada "conocimiento real de autoridad" después de afirmar que ninguno de la larga lista ha conseguido añadir información de base sobre cómo funcionan las laderas.

Por su parte, el también profesor Antonio Aretxabala detalló que el factor de seguridad, la relación de fuerzas entre lo que sostiene la ladera y la parte que tiende a tumbarla (aquí se tienen en cuenta el peso o el ángulo de rozamiento y cohesión), ofrece una cifra de "equilibrio estricto" que les parece insuficiente. Piden que el resultado de esta ecuación esté por encima del uno, pues es lo que se reclama en todo el mundo. "Las normas europeas requieren un facto de seguridad entre el 1,37 o el 1,54. En el caso de Yesa se habla de un equilibrio estricto, es decir solo un uno sin coma nada, dijo. "Esto nos lleva a analizar para qué se va a usar la ladera: no es lo mismo usar un cable para tender la ropa o para colgar un teleférico. En el último caso habría que calcular un factor de seguridad mucho más elevado", expresó.

Por estas razones de incertidumbre y elevados gastos piden paralizar las obras, sin descartar el desmantelamiento de lo construido hasta ahora. "Una retirada no es una derrota, sino una forma de ver que nuestra relación con el medio no es una guerra, sería la forma de reconocer que hemos sido irreflexivos y asumir que tenemos limitaciones. No verlo como una derrota, sino como una conquista", incidieron.