El conflicto por la huelga de los educadores del Centro de Orientación y Acogida (COA) del Gobierno de Aragón sufrió ayer un giro inesperado cuando la fundación que lo gestiona, FAIM, anunció a los trabajadores que renuncia a la gestión del centro. Una decisión que al parecer comunicaron al Gobierno de Aragón el pasado 9 de diciembre, pero que el comité de empresa ignoraba hasta ayer.

Los huelguistas consideraron que con esta renuncia "quedan atestiguadas nuevamente las precarias condiciones del pliego que regía este concurso". Es el motivo por el que habían iniciado la huelga --simbólica, porque tienen servicios mínimos cercanos al 100%--, ya que la nueva concesión incrementaba las responsabilidades de la gestora sin apenas compensación económica. Entienden que con ello se precariza "aún más" la atención a los menores tutelados por conflictos familiares.

Los trabajadores criticaron asimismo que ningún responsable del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) se hubiese puesto en contacto con ellos para explicarles en qué situación queda el COA. Al no haber ningún otro candidato a la gestión del centro, en teoría desde el 1 de enero la FAIM no tendría responsabilidad.

Fuentes del Gobierno de Aragón garantizaron la atención a los menores, bien sea con la prórroga momentánea de la concesión hasta que se convoque y adjudique un nuevo concurso o, llegado el caso, poniéndolo bajo el control directo del IASS. Con esto entraría en juego la bolsa de trabajo social de la DGA, con lo que los trabajadores podrían dejar el centro. Pero esto, indicaron las mismas fuentes, ya sería un conflicto laboral entre la plantilla y la fundación FAIM.

Precisamente fue en el COA donde, anteayer, se desplomaron 50 metros lineales de muro sobre el patio. Ayer, la arquitecta del IASS visitó las ruinas a primera hora, y se puso en contacto con los Bomberos de Zaragoza, que acotaron la zona, y con el Servicio de Inspección Urbanística del consistorio.

Hoy volverá a visitar la zona con un técnico municipal para iniciar el estudio de reparación. Los trabajadores pusieron el desplome como "un ejemplo más de la desidia y el desinterés de la DGA" en estos centros.