La primera sesión del pleno se cerró con la duda en el aire sobre el origen de 531 millones en la ejecución presupuestaria que Podemos consideró que no habían sido sometidos al control parlamentario. La cifra, lanzada por Pablo Echenique a los medios de comunicación, fue utilizada para ejemplificar las supuestas maquinaciones por las que ha pedido el cese del consejero de Hacienda, Fernando Gimeno. Pero, finalmente, se demostró una interpretación errónea de los datos, que fue usada con dureza para atacar al diputado podemista Héctor Vicente, autor del análisis.

En la sesión de ayer Gimeno tiró de ironía y trató de dar por zanjada la confusión. «Quedó acreditado que este consejero no miente», dijo, algo que molestó enormemente al diputado aludido.

En la réplica de una interpelación sobre la Unidad de Control de Gasto, Vicente insistió en que contrastarán los datos «y se verá quién ha mentido y quién no». Subiendo el tono el consejero socialista recordó que aludiendo a los 531 millones «había metido a Echenique en un lío» y le acusó de «imaginar cosas extrañas» y de decir cosas «que no son verdad». Con dureza argumentó que la gestión presupuestaria pretendía lograr financiación. «Es normal que usted no sepa algunas cosas», despachó. Solo muy al final regresó al tono conciliador para recordar que el actual momento debe usarse para «resolver el presupuesto» ya que sin aprobar las cuentas «todo lo demás no sirve de nada».

Vicente insistió en que Gimeno realiza «un uso muy torticero de su capacidad gestora» y le pidió cuentas por la forma de valorar los expedientes que han pasado a través de la Unidad de Control del Gasto, un organismo creado en la época de Luisa Fernanda Rudi. En la última reunión bilateral entre Podemos y el PSOE el Ejecutivo se mostró favorable a desmontarla.