El zarpazo de la pandemia del coronavirus al presupuesto del 2020 empieza a quedar patente, tan solo unos días después de que el Boletín Oficial de Aragón publicara la orden del cierre contable del ejercicio. Según los datos ofrecidos en el Portal de Transparencia del Gobierno de Aragón sobre el avance de liquidación del presupuesto del 2020 a 30 de septiembre, el incremento en el gasto de personal y en bienes corrientes y servicios es de 370 millones por encima de lo previsto. Una cifra que refleja a las claras el «esfuerzo» sostenido por las arcas públicas para hacer frente al virus a través de contrataciones de personal, ya sea en el ámbito sanitario, sociosanitario o en Educación, y las elevadas partidas destinadas a la compra de materiales de protección, como mascarillas, mamparas de protección o gel hidroalcohólico.

Las grandes cifras del cierre provisional del ejercicio también revelan otra evidencia, la caída dramática de los ingresos, que se explica por el parón de la actividad económica, y tan solo se salva por el incremento de las partidas que han llegado a Aragón desde la Administración central.

Según el avance de liquidación del presupuesto consolidado de gastos para el presente ejercicio, el incremento en el capítulo de personal es de 127 millones de euros, pasando la cuantía global de 2.292.579 euros presupuestados inicialmente a los 2.419.912 de obligaciones reconocidas finalmente. Aquí se incluirían las contrataciones efectuadas tanto para aumentar la plantilla de los hospitales, dotar de personal a los centros covid intermedios, a reforzar la Atención Primaria en los centros de salud o a contratar profesores.

En el capítulo de gastos en bienes y servicios se engloban todas las partidas relativas a los equipos de protección individual (mascarillas, guantes, pantallas protectoras faciales, mamparas, gel hidroalcohólico, etc.) de los hospitales, centros de salud, colegios, residencias o edificios públicos, según explicaron fuentes del Departamento de Hacienda. Y es este apartado el que refleja el mayor envite de la pandemia, con un incremento de 243 millones de euros, pasando de un crédito inicial de 933 millones a 1.176 millones de euros.

En el capítulo de gastos financieros, la cifra ha bajado de los 181 millones a 151, una reducción que se explicaría por la refinanciación de la deuda.

Inversiones al 70% de ejecución

Inversiones al 70% de ejecuciónAdemás, desde que a finales de marzo el consejero de Hacienda del Gobierno de Aragón, Carlos Pérez Anadón, reconociera que el presupuesto «había estallado por los aires» a causa del covid-19, las inversiones también se han resentido en la comunidad autónoma. Tanto que en el avance de liquidación del presupuesto a 30 de septiembre el porcentaje de ejecución se queda en el 70,49%. De los 204 millones de euros previstos inicialmente para inversiones reales, finalmente, se reconocen 148 millones. Es decir, 56 millones de euros se han quedado por el camino en este año en el que la realización de infraestructuras y la puesta en marcha de nuevos proyectos han quedado en ocasiones postergadas por la sombra de la pandemia, con los retrasos en los procedimientos administrativos.

En este capítulo, dos de las inversiones más importantes que no se han ejecutado al 100% son los hospitales de Alcañiz y Teruel, por cuestiones que no están relacionadas con la pandemia. El primero de ellos se ha vuelto a licitar tras los problemas con la anterior constructora, que obligaron a rescindir el contrato, y el Consejo de Gobierno aprobó en noviembre la inversión de 87 millones para este centro hospitalario en tres anualidades (hasta el 2023).

El desplome de la actividad económica ha caído como una losa sobre las cuentas públicas de Aragón. Solo en el primer trimestre del año, el PIB se hundió un 4,37% y para el cierre del año las previsiones del Ejecutivo apuntan a que la caída puede oscilar entre el 7,5% y el 12,5% en el peor de los escenarios. La menor actividad se refleja también en un descenso de la recaudación de impuestos autonómicos. Un dato es relevante: la comunidad ha perdido en seis meses las empresas que se crearon en cinco años, de forma que ahora tiene casi mil compañías menos que antes del inicio del coronavirus. El cierre de los negocios también castiga la pérdida de ingresos de Aragón. Además, el mercado laboral comienza a flaquear y suma nuevos parados en las listas del desempleo, lo que supone menos contribución al IRPF autonómico, aunque eso repercutirá en las arcas autonómicas a partir del 2021.

En concreto, la recaudación por impuestos directos (como el IVA) se ha reducido en 311 millones de euros, pasando de una previsión inicial de ingresos de 2.301 millones a 1.990 millones. También se ha reducido la recaudación por tasas y otros tributos, pasando de una previsión inicial de 92 millones, a 83. Ambas partidas aglutinan una caída de los ingresos de 320 millones de euros.

Por ello, y si Aragón no hubiera recibido la inyección de los fondos estatales, estaría afrontando un agujero de casi 700 millones de euros respecto a las previsiones iniciales presupuestadas. Sin embargo, en el capítulo de ingresos, las transferencias corrientes desde el Estado se han incrementado en 425 millones de euros, pasando de los 701 millones inicialmente previstos a la obligación reconocida de 1.126, lo que eleva la ejecución de este capítulo por encima del 128%.