Cuando parecía que el coronavirus no iba a dejar más sorpresas desagradables en Aragón más allá del incremento de la incidencia y de retrocesos en la desescalada, el guión impredecible de esta enfermedad ha dado otro giro. Ahora, un brote sin precedentes en una granja de visones de la localidad de La Puebla de Valverde (Teruel) va a obligar al sacrificio de casi 100.000 visones (92.700 concretamente) debido a la transmisión comunitaria detectada y al riesgo sanitario.

Este foco de contagio (primero de estas características producido en España) se ha desencadenado en la empresa Secapiel, inmovilizada por la DGA desde el pasado 22 de mayo cuando siete de sus trabajadores dieron positivo por covid-19. Desde entonces, según informó el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Joaquín Olona, se ha ido realizando «un seguimiento a los animales y no se ha permitido la entrada ni salida de ejemplares ni tampoco subproductos de la explotación», señaló.

La alarma saltó el pasado lunes cuando, tras el muestreo aleatorio a 90 visones, los resultados de los test determinaron 78 positivos (el 87%). Ese día se confirmó lo que ya se venía intuyendo desde hacía un tiempo: la transmisión comunitaria en la granja. Es cierto que cuando el seguimiento se inició el 28 de mayo, con siete animales, los datos fueron negativos, pero el 8 de junio ya surgió un contagio de un grupo de 20 visones. Ante estos indicios de infección, la DGA continuó con las pruebas y llegó a cumplimentar hasta cuatro muestreos, siendo este último el que desató el incremento de casos. «Ese día hubo que dar por hecho que existía transmisión comunitaria entre unos animales que estaban absolutamente inmovilizados», señaló Olona.

Ante esta situación y «como medida preventiva» los casi 100.000 visones de esta explotación serán sacrificados con gas y destruidos en una planta para residuos Mers (material específico de riesgo). Esta situación sobrevenida contempla la indemnización a los propietarios de la granja. Olona, que la tildó de «drástica decisión», aclaró que el departamento «no puede determinar si existe transmisión de humanos a animales o viceversa», ya que tal conclusión debe ser objeto de otro estudio. Sin embargo, resaltó que «puede haberse producido» porque comunicó que dos trabajadores de la explotación están contagiados. «Hay dos casos en humanos que podrían estar relacionados», señaló.

Un «mazazo» para la zona / Dado que la granja estaba inmovilizada, no ha habido movimiento ni acceso de personas ajenas a la explotación en estos meses. Los contagiados están aislados y a sus contactos estrechos se les están realizando las pruebas. Por otro lado, Olona precisó que entre los visones «no se había detectado comportamiento anómalo, ni mortalidad, ni patología alguna» durante estas semanas.

La noticia cayó ayer como «un jarro de agua fría» entre los vecinos de La Puebla de Valverde. Muchos se enteraron por la prensa del sacrificio que se va a tener que hacer en Secapiel, incluso la propia alcaldesa, María Ángeles Izquierdo, se mostró «sorprendida» ante la decisión. «Me ha llamado hace unos minutos el propio consejero para decírmelo y me he quedado un poco parada. No lo esperaba porque, lo último que sabía, era que los muestreos estaban saliendo bien», aseguró a este diario Izquierdo. «Es un desastre para la empresa, que pierde absolutamente todo, pero también un mazazo para el pueblo. No nos los imaginábamos y el impacto económico seguro que se nota», indicó.

Los empleados no son vecinos del pueblo, ya que es la empresa quien los contrató de manera externa, pero sí son «conocidos». La alcaldesa, que a primera hora todavía no había hablado con los propietarios de la empresa, sí aventuró que «se tendrán que plantear ayudas» para esta explotación después de la noticia del sacrificio de sus animales. «La granja está a unos 6 kilómetros del pueblo y, en ese sentido, está alejada y aislada del núcleo y de las casas, pero aun así espero que nadie pase por allí cerca», apuntó Izquierdo, quien reseñó que la granja de La_Puebla de Valverde «es una de las más importantes de España». Más allá de la explotación turolense, el otro lugar del país donde hay granjas de similares características es Galicia.

La opinión de los expertos

La noticia del contagio en la granja de visones de La Puebla de Valverde no sorprendió ayer a los expertos en Patología Animal, conocedores de la situación de esta instalación. «Era esperable que se produjera algo así», señalaron. «Se sabía que efectivamente eran transmisibles, pero hay que mandar un mensaje de tranquilidad a la población. Ha sido un caso curioso, pero no hay que crear alarma», comentó a este diario Juan José Badiola, ​ director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza.

«Hay estudios científicos y resultados que dicen que este es un virus muy receptivo entre la familia de los mustélidos, de la que forman parte los visones o los hurones. Son muy susceptibles y por eso esta noticia no es nada sorprendente. Este grupo de animales carnívoros y pequeños, escurridizos, son muy transmisores. Los hurones, por ejemplo, se utilizan mucho en experimentación», añadió Badiola, cuyo equipo del centro que dirige ha estado trabajando en la granja de Teruel y pendiente del caso.

«Vivimos un caso similar a lo que pasó en Holanda. Es el mismo patrón de aquel brote. Aquí los análisis salían negativos al principio, pero en el momento en que prendió la infección las cadenas de transmisión se han movido como si fuera fuego. Pero insisto, la granja está controlada desde hace tiempo, es muy grande y está muy bien llevada por sus propietarios», precisó Badiola.

Respecto a la transmisión de animales a humanos, Badiola indicó que «hay dudas» sobre si el visón o el hurón pueden hacerlo porque «no está suficientemente demostrado», pero todo apunta a que «en el caso del visón parece ser que sí», añadió.

«En el caso de La Puebla de Valverde al principio podría no haber transmisión, pero ahora hay dos contagiados y eso ya llama la atención. La decisión adoptada me parece acertada porque no hay más remedio», indicó. La aparición de los síntomas tampoco ayuda a la detección. «Estos animales expresas pocos síntomas, aunque no está muy estudiado. Se sabe, por ejemplo, que los gatos sí tiene, pero muy leves y de manera discreta», explicó Badiola.

Por su parte, Ignacio de Blas, profesor del Departamento de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza, añadió que las condiciones de «ambiente cerrado y hacinamiento» que se pueden dar en este tipo de granjas «favorecen más la propagación», dijo. «No me ha sorprendido y era asumible que podría pasar en cualquier momento», insistió.

Este experto indicó, en todo caso, que suelen ser explotaciones en las que trabajan «pocas personas», por lo que hay un buen control y menos posibilidad de contagios.

De Blas considera que la DGA «habrá hecho un buen seguimiento de los casos» antes de tomar la decisión y una recogida de muestras precisa. «Salió una prueba positiva y la mandaron a Madrid al ser dudosa, pero al ir aumentado la muestra de 6 animales contagiados a 30 y después alcanzar al 80% de la granja requiere tomar medidas porque la situación ya no se puede asumir», aseguró, al tiempo que apuntó al «riesgo alto» que podría generar que algunos visones estuvieran sueltos o «asilvestrados» por la zona.«Desde el punto de vista de Sanidad Animal la medida es acertada y es algo habitual cuando se producen estas situaciones de brotes o infecciones, pero es igual de importante que ahora sean totalmente destruidos», indicó.

Además, De Blas explicó que se les considera material específico de riesgo (MER), como ocurrió con las vacas locas, por lo que «es preciso eliminar todo mediante un proceso de incineración, sobre todo partes como cerebro y zona espinal. Es muy importante su eliminación porque es un tejido con una alta temporalidad, lo que podría desencadenar en un drástica situación», señaló.