El Corredor Cantábrico-Mediterráneo dio ayer un paso de gigante en la reunión del Consejo de Ministros. El Gobierno central dio el impulso definitivo a uno de los proyectos pendientes de su plan director en Aragón más importantes y cuantiosos de los contemplados en él: la electrificación de la línea entre Zaragoza y Teruel. La decisión política fue la de autorizar la licitación de los trabajos que deberían poder ejecutarse en dos años y supone dos consecuencias muy relevantes para Aragón: por un lado, la movilización de una inversión del Estado en la comunidad y su red ferroviaria que superará los 42 millones de euros, y por otro, la expectativa de que, si se cumplen las previsiones, los usuarios puedan estrenarla a finales del 2023, recortando tiempo de recorrido a un trayecto actual de más de cinco horas hasta Valencia.

El visto bueno se le da para que ahora sea el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) el que, a través del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), saque a concurso las obras. Unos trabajos que consisten en la instalación de la línea aérea de contacto en el tramo que conecta Zaragoza con Teruel, es decir, en más de 160 kilómetros de recorrido. Y el presupuesto estimado sería de 42.588.953,79 euros (IVA no incluido). Solo este proyecto supone ejecutar el 11% de todo el plan director prometido para la mejora de esta línea ferroviaria, cuya inversión global rondaba los 386 millones de euros.

A 200 kilómetros por hora

En este contrato, desde el punto de vista técnico, supone la instalación de catenaria desde la bifurcación de esta línea en la capital aragonesa hasta llegar a Caminreal y desde allí a la estación de Teruel, una línea aérea alimentada con la misma corriente alterna con la que se abastece a todas las líneas de alta velocidad del país (de 2x25 Kv). Cuando esté terminada, los trenes que circulen por la infraestructura podrán llegar a alcanzar velocidades máximas de 200 kilómetros por hora. Un salto cualitativo importante en un trazado en el que se han llegado a sufrir limitaciones de velocidad que obligaban a circular a 60 km/h y hasta 30 km/h en los puntos más deteriorados del trayecto.

Para el montaje de la catenaria en este tramo, en el que existen 13 estaciones, 10 túneles y 85 pasos elevados, se cimentarán los postes y anclajes mediante la excavación y hormigonado de los macizos y el izado de los postes y el tendido del hilo sustentador y el de contacto. También requerirá del montaje de otros elementos asociados a la electrificación, como ménsulas, atirantados, equipos de compensación, conexiones, aisladores, seccionamientos mecánicos y eléctricos, péndolas, seccionadores y equipos de protección. Además, requerirá de la construcción de nuevas subestaciones y autotransformadores a lo largo del trazado, ya diseñados.

Plan director

Pero esta electrificación afecta solo a la mitad del trayecto hasta el litoral levantino, ya que el tramo entre Teruel y Sagunto necesita igualmente de una electrificación que aún no tiene fecha para licitarse, pero que, según informó ayer el Gobierno central, ya ha iniciado los trámites para obtener la declaración de impacto ambiental del mismo, así como de las subestaciones eléctricas.

El nuevo contrato supone un hito importante en la ejecución de un plan director que ya cuenta con varias intervenciones ya ejecutadas, como la eliminación de 15 puntos de limitación de velocidad y la mejora de cinco terraplenes, el nuevo paso inferior de vehículos en las proximidades de la estación de Teruel o la sustitución de 180.000 traviesas, 80 losas de carril de hormigón armado entre Sagunto y Teruel en estructuras de luz inferior a tres metros, la construcción de paseos metálicos con barandillas en otras 15 y el tratamiento en 18 trincheras para evitar desprendimientos con mallas.

En la actualidad, se siguen ejecutando los siete apartaderos, se ha adjudicado la redacción de proyectos constructivos para ampliar gálibos o redimensionar túneles y pasos superiores, mientras se avanza en las nuevas instalaciones de seguridad y comunicaciones, así como de gestión de tráfico que aumentará la capacidad de la línea en el futuro. Este aumento del número de trenes y la reducción del tiempo de viaje son los objetivos primordiales.

Treinta trenes cada semana

Las inversiones que está recibiendo la línea de Zaragoza a Teruel y Valencia se están traduciendo en mejoras sustanciales en cuanto a la utilización de la misma. La más destacada corresponde al uso de la infraestructura por parte de los convoyes de mercancías que han pasado de los tres cada semana en el 2017 que había antes de las obras ejecutadas a los 30 que se contabilizan actualmente.

Principalmente ha aumentado su fiabilidad con la eliminación de los 15 puntos con limitaciones temporales de velocidad que existían y la mejora de cinco terraplenes, además de los trabajos realizados en once estructuras del trazado que han permitido aumentar la capacidad portante en 22,5 toneladas. Un avance con resultados inmediatos.