El recrecimiento de la presa de Yesa no supone un riesgo para las poblaciones que se encuentran aguas abajo. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, reiteró ayer en el Congreso de los Diputados la seguridad «legal y técnica» del pantano (entre Navarra y Zaragoza), así como la utilidad de esta infraestructura hidráulica para prevenir inundaciones aguas abajo del río Ebro.

Ribera señaló que el trabajo en Yesa está «casi» terminado tras veinte años de obras y recordó que la cota de la presa no llegará a los 521 metros previstos en el proyecto inicial, sino que se quedará en los 511 recomendados en la declaración de impacto Ambiental elaborada en el 2010.

La nueva responsable de Medio Ambiente, quien se estrenó en la tribuna de oradores, respondió así a una interpelación del diputado de Unidos Podemos por Zaragoza, Pedro Arrojo, sobre los posibles problemas geotécnicos y de seguridad en el recrecimiento que figuran en algunos estudios.

Arrojo indicó que esta ha sido desde sus inicios una obra «particularmente conflictiva» y puso sobre la mesa los informes del Tribunal de Cuentas que han puesto de relieve que el coste de la misma se ha triplicado con respecto a las cantidades previstas inicialmente (el importe final superará los 400 millones de euros).

Costes multiplicados

A su juicio, el hecho de que el precio se haya multiplicado «es lo de menos» al indicar que lo grave «es el riesgo para la población científicamente comprobado» y el precedente de los movimientos sísmicos detectados en la zona.

Ante la dura intervención del diputado, la ministra reconoció que en la actualidad existe «un margen de actuación limitado» en la infraestructura, algo que no invalida los informes que avalan la seguridad del pantano. «La obra experimentó un vuelco muy importante después de que se produjeran deslizamientos de tierras en el año 2013 y que se tuvieran que acometer obras de emergencia para estabilizar las laderas», explicó Ribera. Además, indicó que Yesa «ha demostrado ya en varios episodios de fuertes lluvias la capacidad que tiene de paliar los efectos de las avenidas del río Ebro aguas abajo».

Nuevo diálogo

El recrecimiento del pantano es una de las infraestructuras más contestadas de la comunidad. Ante la imposibilidad de detener los trabajos, la movilización social considera necesario evitar el llenado del vaso al insistir en que no se ha conseguido demostrar todavía que la inestabilidad de las laderas no suponga un peligro.

En esta nueva etapa del ministerio, Ribera se comprometió a reabrir el diálogo con todas las instituciones, ayuntamientos y organizaciones sociales implicados o afectados por esta obra y a aplicar el principio de precaución no solo en el tramo final de las obras, sino también en la gestión integral de la futura de la infraestructura.