En la localidad oscense de Grañén, de apenas 2.000 habitantes, se sigue viendo el rastro del Gordo que cayó hace dos años. La titular de la única administración de lotería del pueblo, Maria Pilar Azagra, ha visto triplicada la venta de boletos desde 2012. La suerte ha atraído a gente de fuera, que pide por teléfono e internet la ya famosa lotería de Grañén. El pueblo ya ha vuelto a la normalidad, aunque el premio supuso un alivio para muchos de ellos. Maria Pilar afirma que la gente "no ha tirado el dinero", que "ha gastado pero también ha guardado".

El Gordo no solo ha repercutido en quienes compraron el boleto, sino que también ha beneficiado a la economía en general, como "una cadena" dice la lotera. Los agraciados han invertido y han creado puestos de trabajo directa e indirectamente. Como ejemplo, nos hablaba de unos conocidos que, antes de que les tocara la lotería, pensaban abandonar Grañén en busca de trabajo. Sin embargo gracias al premio permanecieron en el pueblo e invirtieron en el negocio familiar, la agricultura.